sábado, 17 de junio de 2023

RUEGUEN AL DUEÑO DE LA COSECHA

 

Mt. 9,35-37; 10, 1-8 – Rueguen al dueño de la Mies.

 Hoy en el evangelio se nos ofrece una síntesis apretada de la actividad de Jesús que se expresa en la curación de un paralíticos que lo invita a levantarse, la sanación de una hemorroisa, dos ciegos y la liberación de un endemoniado, sin olvidarnos de la llamada que hace a Mateo y el comer en su casa con los recaudadores de impuestos (Cf Mt. 9, 1-32).

Toda la acción anterior lo lleva a tener compasión -no confundir con lastima- del pueblo.  La compasión de Jesús surge con la praxis de la cercanía (el estremecimiento). La compasión no surge sino estamos en camino, por eso no dice el evangelio que Jesús recorría las ciudades y aldea, no para hacer turismo, porque la Buena Noticia del Reino es luz que llega a lo mas oscuro de la vida (enfermedades y demonios)

     El ver de Jesús no se enmarca a en una acción sociológica, sino de profunda compresión hacia los vejados, enfermos, abatidos y atormentados.

     El discipulado al que Jesús invita, es desde la acción y la experiencia en querer hacer algo por la mies que es mucha. ¿Qué es la mies? En un primer momento se refiere a la cosecha del cultivo de la cebada, trigo y la avena, no hay referencia a la abundancia de la cizaña…Jesús recurría a las palabras de la vida diaria de los hebreos como en el caso de la actividad agrícola, para acercar el mensaje del Reino de Dios. En este caso al decir que la mies es mucha indica que: abundancia de gente a punto de convertirse, momento de buscarla.

     Frente a la llegada del Reino de Dios, son llamados aquellos que seran pescadores de hombres. Se les dio poder (posibilidad de…) de expulsar el mal, curar y sanar (cf. Mt 10,7). Cuando el evangelista hace referencia a los nombres de los discípulos, es porque cada uno de ellos siendo distintos, darían de si ocupándose de aquello en la que Dios no es responsable sino el mismo hombre; pero no van solo, los acompaña la promesa del Reino de Dios.

     Por último, la “instrucción” que Jesús ofrece a sus discípulos no son indicaciones, no es un recetario, no es un vademécum de cosas, es un cambio de mentalidad que primero parte de la propia casa (Pueblo de Israel) y en la pascua de la resurrección será fuera de la casa de Israel (Gentiles y Samaritanos). Esta instrucción es importante, siempre pensamos cambiar a los demás, cuando hemos empezar por los mas cercanos a nosotros mismos. Si el reino de Dios está cerca de nosotros, también lo están los enfermos, los muertos, los leprosos, los demonios…etc.

    Decide Tu el rumbo….

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra