miércoles, 31 de agosto de 2011

SI TU HERMANO TE OFENDE, VE Y HAZSELO VER… SI DOS DE USTEDES SE PONEN DE ACUERDO, CUALQUIER ASUNTO POR EL QUE PIDAN LES RESULTARA.



Texto Mt 18, 15-20


Los oyentes directos a quienes Jesús se dirige son los discípulos, serán ellos que posteriormente tendrán que aplicar las palabras del maestro a la comunidad o comunidades que enfrentaran problemas de ofensas, escándalos, convivencia, etc. Esta palabras del maestro serán el camino que ayudaran a la comunidad en la construcción de la fraternidad y a la superación del legalismo.

Los problemas que tendrán que asumir será los problemas individuales y comunitarios. El texto nos indica como asumir la situación desde la comunidad y desde la fraternidad, salvando en todo momento que no es aplicación de una ley para condenar sino para regenerar, salvar desde el respeto y el amor.

El procedimiento es sencillo pero requiere prudencias, cariño y preocupación fraterna. Veamos:

Primer paso: llamar en privado para expresar el sentir y el punto de vista que se tiene de la situación, esto permite que el otro también exprese su situación.

Segundo paso: Si al cabo de un tiempo no hay corrección, evidenciar la situación con otros testigos –que perciben la situación- que de alguna manera se ven afectados.

Tercer paso. El extremo final, ante la comunidad que será la que reconoce la situación extrema en donde se ha colocado el hermano. No es la comunidad –sea familiar, eclesial, vecinal, laboral etc.- que esta condenando, es ayudar a tomar conciencia de la situación que no esta favoreciendo a nadie. La comunidad determina la disciplina aplicar: “todo lo que desaten en la tierra quedara desatado en el cielo, y todo lo que aten en tierra quedara atado en el cielo”

Para que todo lo anterior tenga efecto liberador y sanador, debe tomarse desde un clima de oración que asegura a la comunidad que lo decidido ha sido en nombre de Jesús: “si dos de ustedes se ponen de acuerdo, cualquier asunto por el que pidan les resultará, por obra de mi padre del cielo”

La presencia de Jesús en la comunidad eclesial –entiéndase la misma nosotros- hace que nuestra oración y las decisiones tengan valor mas allá de la historia, es decir valor liberador, sanador y reconciliador.

Nos hacemos una pregunta: ¿cuál es nuestra realidad con respecto a la corrección fraterna? Constatamos primero que la fraternidad que la convivencia diaria –laborar, vecinal, familiar, etc.- va estar amenazada por los juicios destructivos, por posturas intransigentes, equivocaciones imperdonables, etc. Pero lo que Jesús nos propone es salvar la fraternidad sin condenar porque el fallo y las equivocaciones las tenemos todos, no somos perfectos. Todos tenemos derecho fraterno de empezar de nuevo, contar con una nueva oportunidad. Eso nos dará un acto de fe en seguir creyendo en los otros – dígase hermanos, esposo (a), amigos (as), etc.-.

Jesús invita a tener mas un sentido de la escucha que agudeza critica. La escucha permite ver desde la misericordia donde esta el otro. El proceder según el texto de Mt 18,15-20 ayuda salir de la cerrazón, del pecado y volver a la bondad del amor y el surgimiento de nuevas relaciones en lo comunitario basadas en la verdad y nos en suposiciones, relaciones de afrontamiento, relaciones de libertad, relaciones de compresión y relaciones de esperanza.

Repacemos el cantico San Francisco de Asís de hazme un instrumento de tu paz y verán que es la aplicación del texto.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra