viernes, 9 de enero de 2009

DETRÁS DE MÍ VIENE EL QUE ES MÁS FUERTE QUE YO.

TEXTO.
Mc. 1,7-11
En aquel tiempo Juan Bautista 7 proclamaba: "Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo."

9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.

11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco."


REFLEXIÓN.

Versículo 7. "Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias.

El texto nos introduce de una manera brusca al oficio y forma de vida de Juan el bautista. El bautista quiere dejar bien claro que él es inferior al que viene, de esta manera esta su misión y sus actos no pueden ser interpretados equívocamente, tanto así que la frase “el que es más fuerte que yo” solo quiere indicar “el que tiene más derecho que yo” y ese que viene detrás tiene poder para fundar un nuevo pueblo y establecer una nueva alianza. Inmediatamente alude a otra frase “y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias”; esta frase alude en parte a la ley judía del liberato, donde el hermano o pariente cercano al difunto se podía casar con la viuda, y los hijos nacidos bajo esta ley eran considerados hijos legítimos del difunto. En caso de renunciar a este derecho, otro le quitaría la sandalia al familiar o pariente apropiándose de su derecho y tomando su puesto. Cuando Juan hace esta afirmación es reconocer que todo el derecho del nuevo esposo de Israel está en Jesús. Con estas dos frases Juan no es el protagonista de la nueva alianza, y así deja en claro que su función ser solo un precursor.

Versículo 8. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Este versículo marca las diferencia entre uno y el otro personaje. Juan dispone el agua y el que vendrá dispone el Espíritu de Dios. El bautismo con el agua pide romper con las injusticias del pasado y así poder recibir el bautismo del Espíritu Santo, es decir la vida que sale del soplo de Dios. Recibir al Espíritu Santo es hacer que la vida pertenezca a Dios. Si en el judaísmo la fidelidad era atreves de la observancia de la ley, ahora la fidelidad nacerá desde el Espíritu que da la vida al hombre. La norma externa es superada desde adentro, desde el corazón. Recibir el bautismo de Juan implica ruptura con el pecado y ponerle fin al mismo. El bautismo de Juan lleva a la toma de conciencia. Cuando se combinan el agua y el Espíritu, tendrá un efecto, y eso es lo que indicaran los versículos 9 al 11.

Versículo 9. Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.

Es muy alentador cuando el evangelista Marco comienza con esta frase: por aquellos días. Indicando que la primicia de una nueva época, que ha llegado el cumplimiento de las promesas en la persona de Jesús. Por otro lado viene a relatar la llegada de Jesús con mucha sencillez; presenta a Jesús como un hombre desconocido, un hombre que no tiene poder en la sociedad, un hombre que se ha puesto en camino saliendo de su casa para llegar a la orilla del Jordán. Nazaret y Galilea van a marcar el sentido de Jesús. ¿Qué tipo de personas vivían en Galilea para el evangelista destaque su nombre? Los galileos eran creyentes pero no muy practicantes, socialmente oprimidos pero políticamente eran inquietos, era la cuna de los zelotas, en una palabra el Galileo ama la libertad. En Galilea se mezclan los judíos y gentiles (Cf Mt 4,15), símbolo de la unidad de todas las razas, con justa razón allí fueron pronunciadas las Bienaventuranzas

Al recibir Jesús el bautismo de Juan, no le vincula para nada a la situación de aquellos que fueron al Jordán confesar sus pecados y recibir el bautismo como signo de conversión, en el caso de Jesús su bautismo expresa la total disposición en cumplir su misión hasta dar su vida a favor de los hombres. Jesús consagra su vida en las aguas del Jordán, tanto así que llegara hablar de su muerte como un bautismo, y desde su vida constituirá el nuevo pueblo. Jesús como buen galileo también ama la libertad de su pueblo.

Por último el Jordán – simbólicamente hablando- delimita las fronteras de la nueva tierra, es decir lo que es de este mundo y lo ha de nacer para Dios.

Versículo 10. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.

Este versículo presenta la propia experiencia de Jesús, ya ve abrirse el cielo rasgarse, es decir se rompe la frontera entre Dios y el hombre, lo rasgado no puede retornar a su estado primero. Cielo abierto y rasgado es que Dios a través de Jesús (Hijo amado y predilecto) va a comunicarse de manera nueva, directa y continua. Por otra parte el Espíritu que baja en forma de paloma sobre Jesús, significan que la vida y el aliento de Dios están en Jesús. Dios comunica la plenitud de su poder haciendo de Jesús el Hombre-Dios (portador del Espíritu de Dios), y así en Jesús se plenifica la creación del hombre.

¿Cuáles son las consecuencias de tener el Espíritu de Dios? Habilita a Jesús para hacer justicia verdadera al pobre, condenar al malvado, anunciar el triunfo del derecho sobre los demagogos, portador de la alegría para los pobres y cautivos, la salud del enfermo y esperanza del pecador.
En rigor ver “que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él “subraya la conciencia mesiánica de Jesús.

Versículo 11. Y se oyó una voz que venía de los cielos: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco."

Podemos decir que el versículo 10 es una experiencia visual en cambio es versículo 11 es una experiencia auditiva. Ver y oír son la clave de la experiencia divina de Jesús. La voz del cielo habla en calidad de Padre (Cf Sal 2,7) que declara su amor sin limite a su Hijo. Ahora bien, este hijo no solo ha recibido la vida de Dios, sino que también deberá actuar y comportarse como el Padre. La actitud de Jesús hacia los hombre en cualquiera de su condición, afirman lo que Dios quiere para los hombres.

Cuando Jesús llegue a nombrar a Dios como ABBA, es la plena evidencia de que él es el Hijo predilecto, el único, el sujeto y objeto de la complacencia divina.
En el evangelio de Marcos la palabra Hijo estará en momentos claves de la vida de Jesús, tales como en esta escena del bautismo (Mc 1,10-11), durante el proceso (Mc 14,61-63) y en el momento que el centurión lo proclama como Hijo de Dios (Mc 15,38-39).

Estimad@ Lector@ vivir la vida cristiana como bautizado tener conciencia de ser hij@s amad@s en quien Dios se complace. Pero la complacencia es compromiso activo en la vida cristiana; Jesús tuvo que reflejar al Padre, nosotros hemos de reflejar al Hijo para poder dar a conocer al Padre. Estimado ciber-lector, suya es la palabra.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

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