martes, 8 de marzo de 2016

DOS HIJOS Y UN PADRE Lc. 15

Esta parábola toca el problema de la fraternidad y de la misericordia. Dios perdona abrazando y besando, no humilla. El perdón y la vida recobrada  es alegría compartida.

El nombre tradicional  de esta parábola es EL HIJO PRÓDIGO, el verbo prodigar significa derrochar, gastar sin límites; y eso es lo que vemos en la parábola.  

PERSONAJES
Padre: Es presentado como un hombre con dos hijos, extraña ausencia de la mujer para tener el cuadro normal de una familia.  Es nombrado Padre 6 veces. El hijo mejor lo llama dos veces MI PADRE, en boca de los criados una vez y el hijo mayor nunca utiliza la palabra padre. Este padre vive esperando siempre el regreso de su hijo menor, explota de alegría, hace fiesta y demuestra un amor gratuito al regreso del hijo menor. Este padre es capaz de ver en la lejanía y lo hace ser hombre que acerca lejanías con el corazón. Humanamente hablando, lo primero que ve este padre es un hombre sucio, débil, repugnante y derrotado, pero detrás de toda esa miseria humana está un hijo, su gran tesoro de vida, por eso no importa las apariencias, los olores ni las debilidades. El acercarse a su hijo le conmueve las entrañas (cf. Os. 2,21; 11,8; Is. 49,13-16). El padre explota de alegría paterna se echa sobre su cuello (Cf. Gen 33,4) como cuando Esaú abrazo a Jacob, y lo cubre de besos. El beso comunica vida de acogida y ser acogido, el beso es afecto, amor, amistad, protección, respeto y veneración; y lo más impresionante que cualquier parte del cuerpo lo recibe. Si el beso es lo más dulce entre las personas que se aman  (Cf. Cant 1,2; Prov 24,26), cuanto más es el beso de este padre hacia el hijo menor. El padre no indaga la vida pasada de su hijo, el solamente ha hablado con los pies, los brazos y los labios llenos de besos. Estos gestos generan en el hijo una conciencia de la verdadera identidad de su padre. El amor de este padre cambia las cosas y le devuelven una nueva condición de hijo en la túnica (honor), el anillo (poder) y las sandalias (libertad). Con el becerro gordo que inaugura la fiesta el padre presenta las razones de su alegría: “este hijo mío… estaba muerto y perdido… vuelto a la vida y encontrado”, en una palabra ha vuelto nacer.

HIJOS: Aparece cuatro veces el término hijo.
Hermano Menor: Rompe la paz de la familia – quizás internamente estaba fracturada-  al pedir la herencia  porque no quiere estar más en la casa, quiere ser autónomo. El padre no pone objeción, no pregunta las causas, no cuestiona la libertad del hijo, no busca retenerlo, no lo chantajea sentimentalmente, no lo asusta con los peligros e inseguridades fuera de la casa.  El hijo menor al irse despilfarra sus bienes, vive sin esperanza y es cuando prueba la cercanía de la muerte y la degradación personal. En un primer momento se pone en movimiento, busca superar el hambre por sí mismo y se pone a trabajar cuidando cerdos, este oficio va en contra de su formación (cf. Dt. 14,8), el pagano que lo contrata aparece en sustitución del padre. La situación se va agudizando hasta el punto de querer envidiar la comida de los animales (Cf Lc 15, 16). La bellota que eran comida de los animales y de la gente más pobre “nadie se la daba” esto nos recuerda la parábola de Lázaro que deseaba hartarse de las migajas que caían de la mesa del rico pero nadie se las daba (Cf Lc 16,20-21). El hambre, la insolidaridad y la miseria provocan una toma de conciencia de su mal camino y lo lleva a pensar en la comida y el pan que tienen los trabajadores en la casa de su padre. Toma una decisión radical “me levantaré” y así inicia un camino que lo comienza a levantar del hundimiento y reconoce: “he pecado” (Cf. Ex 9,27; Núm. 22,34; Miq. 7,9, 2ª Sam. 12,13). El tomar conciencia de que faltó a su Padre y a Dios (Cf. Lc.15, 18 y Salmo 51,6).

Hermano Mayor: Trabaja en el campo, siempre fiel al mandato de su padre por tanto su relación es de patrón a siervo. No quiere llamar como hermano a su hermano menor, se refiere a él como: Tu hijo, ese hijo… Tampoco emplea la palabra padre, porque no ha conocido bien quien y como es su padre. El hermano mayor está lejos de la casa, del padre y de la alegría. Cuando le informan que volvió su hermano, su padre mandó a matar el becerro gordo, porque lo ha recobrado sano.  Él se llena de ira, que es contraria a la misericordia del padre, su ira es en contra del padre y su hermano; no puede entender el comportamiento de su padre; su ira y egoísmo lo hacen juzgar y condenar a su hermano, esta actitud nos recuerdan el pleito de José con sus hermanos (Cf. Gen. 37,11). Su padre salió a buscarlo, él va hacia su hijo mayor (el primogénito) y frente al gesto de su padre el hijo mayor se desahoga  e inicia un juicio frente a él y su hermano: “te sirvo sin desobedecer…nunca me has dado un cabrito”.  Se presenta como trabajador obediente, tiene mentalidad de esclavo y asalariado. Como hermano mayor se deslinda del hermano fracasado; no quiere contaminarse de su miseria, incluso llega ampliar las maldades de su hermano para degradarlo ante los ojos de su padre para que entienda que su hijo menor es una basura que merece un castigo no una fiesta. El padre le responde con amor a su primogénito y le habla de una comunión permanente de estar siempre con el: “todo lo mío es tuyo”. El padre invita a este hijo a unirse a la fiesta y así que comparta los sentimientos de solidaridad y cariño. Cada palabra del padre hacia el hijo mayor busca restituir el tejido fraterno entre los hermanos, de ahí que el hermano mayor  entiende que para entrar en la casa hay una sola puerta y es a través de su hermano. El entrar a la casa deberá expresarle a su hermano signos de perdón y reconciliación y alegría llena de esperanza por una nueva vida para su hermano. 

CONSIDERACIONES FINALES

1.      De esta parábola se desprende que para entrar en la casa del padre hemos de pasar por los hermanos menores de la vida.

2.      Cada momento de la vida es para conocer la verdadera identidad de Dios y así revisar nuestras imágenes de Dios.

3.      Es importante tomar conciencia de nuestros distanciamientos  y lejanías contrarias a la voluntad de Dios.

4.      Aprender, que todo pecado es lejanía y ruptura con la gran familia de Dios.

5.     Vernos como hermanos menores en proceso de conversión permanente.

6.     A nivel comunitario hemos de revisar los rasgos ocultos o evidentes que tenemos como el hermano mayor de la parábola.

7.     El perdón es signo de que toda persona vive una experiencia de verse amado por Dios.

8.     Sin perdón es imposible construir una civilización del amor.


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EL RUIDO DE LA PALABRA

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