sábado, 5 de diciembre de 2015

VINO LA PALABRA DE DIOS EN EL DESIERTO Lc. 3,1-6


Amigos(as) y Hermanos (as), permitente por un momento narrar la palabra de Ba 5,1-9.

Estamos en el segundo domingo de Adviento, damos un segundo paso en la que se nos invita preparar la venida de Dios desde la justicia, la bondad y la verdad. Urge en este segundo domingo del adviento dejar las vestiduras de luto y aflicción, y vestirnos para siempre con el manto de la justicia de Dios  “en la paz, en la justicia, en la gloria y en la piedad”
En adviento hay que limpiar la mirada y contemplar más allá de los límites para encontrarnos con los hombres y mujeres del oriente y occidente que "son escoltados con la misericordia y la justicia de Dios" (Cf Fil 1,4-6.8-11).
En adviento hemos de ser memoriosos en dar gracias a Dios por tantos hombres y mujeres que han dado toda su vida por el evangelio, y nos resta eso amarlos “con el amor entrañable con que los ama Cristo Jesús” (Cf Fil 1,4-6.8-11).
En adviento hemos de ser agradecidos, para escoger siempre lo mejor que hemos vivido en fraternidad y humanidad, y así llenos de los frutos de la justicia” participemos de la gloria  y alabanza de Dios en Cristo Jesús.
Ahora bien retomando el evangelio de Lc 3, 1-6 nos ofrece una imagen muy elevada del Bautista y sobre todo en su mensaje que es de penitencia y conversión. Esta predicación está situada en un marco histórico de dos coordenadas la civil: el cesar, el procurador, los distintos tetrarcas, y la coordenada religiosa: los  sumos sacerdotes del momento.  
En el marco de los poderes políticos y religiosos “vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan hijo de Zacarías”. No se dice geográficamente la localización de la predicación de Juan el Bautista, habla de manera genérica de la comarca del Jordán, y la referencia al desierto es simbólica, indicando que es lugar de conversión y encentro con Dios, me atrevo a decir que ese lugar será en las palabras de Juan el Bautista. Dios se encuentra en la historia y cruza su palabra con las palabras de los hombres.
Juan el Bautista es un hombre que no pertenece a ninguna jerarquía, no tiene dinero, no posee un poder ni autoridad alguna sobre la sociedad, pero es el único que escucha la palabra que trae el viento del desierto y se hace portador de la misma. No se impone, solo indica que debemos hacer: preparen el camino del Señor. Este camino es también camino de las mujeres y hombres que junto a Dios debe ser recto, derecho y allanado, es decir un camino digno de los que son imagen e hijos de Dios.
En nuestra realidad hemos hecho de la vida senderos tortuosos y ásperos que no son la caminos de Dios sino más bien calvarios de vida. Estos senderos tortuosos y ásperos surgen porque no somos capaces de entablar relaciones de amor y amistad.
No basta con cambiar el interior; el camino y los senderos que hace mención Lc 3,1-6, es a algo que tiene relación  con todos, a un mundo nuevo, a una nueva sociedad, al Reino de Dios. No se puede ver la salvación sino hay conversión, si no hay cambio, si no hay praxis concreta del compartir y la solidaridad con los más pobre y empobrecidos de nuestra historia aquí y ahora.
!Hasta pronto amigos y amigas online¡

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra