sábado, 12 de enero de 2019

TU ERES MI HIJO

El evangelista Lucas a través de la experiencia del bautismo de Jesús está indicando que se cumple la promesa de Dios y tal cumplimiento llega solo con la persona de Jesús. El bautismo de Jesús, no se centra en el rito purificador del agua, sino que indica que es el hombre lleno del Espíritu Santo que invoca a Dios como Padre, que serví a hermanos más necesitados y actúa movido por el mismo Espíritu Santo a entregar su vida, nadie se la quita.

Jesús acude al Jordán como uno más a bautizarse, no para indicar que estaba necesitado de conversión, sino que con su actitud es la plena disposición aceptar hasta la misma muerte, el llevar a término su misión. La misión de Jesús se enmarca entre los pecadores, pero no se hizo partícipe del pecado humano, pero se acerca a los pecadores y los acoge.

La experiencia del Jordán tiene tres momentos; dos visuales y una auditiva

Experiencia visual:
·        El cielo abierto indicando así que la comunicación de la misericordia de Dios y de su palabra será permanente a través del hijo. No se volverá a cerrar el cielo, ha terminado la sequía: abrace le cielo y baje el salvador.
·        Bajada el espíritu santo: Con la presencia del espíritu santo indica que la misión será permanente sobre el hijo predilecto. La presencia de Dios en el hijo, no podrá pasar desapercibida a quien mire Jesús. La misión es permanente porque aun no llega el cielo nuevo y la tierra nueva, el discípulo tendrá una misión que no concluye aún.

Experiencia Auditiva
·        Tu eres mi hijo mi predilecto. La voz de Dios que es culmen del relato, define quien es Jesús para Dios: JESUS ES: El Hijo, El amado, El predilecto… que ha crecido en estatura, sabiduría y gracia delante de Dios y los hombres. Para conocer a Jesús hay que sentirle como el hijo, el amado y el predilecto.

En rigor. Abrirse al Espíritu Santo es acoger humildemente la presencia creadora de Dios. Dejarse purificar y dirigir por el Espíritu Santo. Vivir la fe como experiencia de amor que permite llamar a Dios como Padre y acercarnos a los demás que son distintos. Si no, estaremos bautizados solo con agua, pero no hemos experimentado el Espíritu de Jesús que es fuego transformador.

No hay comentarios:

EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra