viernes, 1 de mayo de 2009

YO … CONOZCO MIS OVEJAS Y LAS MÍAS ME CONOCEN A MÍ

Texto: Jn 10, 11-18.

11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 13porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.
17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre."


REFLEXION.
V11. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

El oficio de pastor era uno de los más comunes en la época de Jesús, pero también era unos de los oficios mas despreciados, ya que lo ejercían gente muy pobre y poco conocedora de la ley y de sus rituales de limpieza. A la luz del texto nos preguntamos ¿Qué es ser un buen pastor? Es tener conciencia e identidad de ser pastor. En el Yo soy, -muy significativo en el libro del éxodo donde Dios se revela bajo esta misma identidad-, en Jesús es indicativo que no es un oficio aprendido, el hecho de ser pastor forma parte de su naturaleza. En Israel, ningún hombre letrado asumiría tan fácilmente un título como este, incluso el sumo sacerdote si lo llego asumir fue en sentido figurado, más no en la praxis. Tener identidad conciencia de pastor, es estar dispuesto a dar la vida para ganar vida en aquellos que son más débiles.

12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.

¿Qué es un asalariado según el texto de Jn 10,11-18? Desde un punto de vista laboral, es aquel que presenta un servicio a cambio de un salario, una paga, pero un asalariado según el texto, es aquel que no tiene identidad ni conciencia de pastor, por lo tanto, no estará dispuesto en un momento de peligro dar la vida. El texto con claridad, establece que al asalariado no le pertenecen las ovejas, otra condición más para no dar su vida por lo que no es de su propiedad.

Los dos verbos: abandonar y huir, establecen la carencia de identidad y conciencia de pastor, y así no tiene el valor (parresia) para quedarse al frente con sus ovejas (que sería la comunidad) y mantener la unidad en un momento de máximo peligro.

14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 15como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.

Terminado el paréntesis en los versículos 12 y 13 que establecen la verdadera identidad del falso pastor, se retoma el tema del buen pastor. Por segunda vez Jesús fundamenta su identidad en el título del buen pastor. Insisto en la idea de BUEN pastor, no por ser bueno, sino porque tiene plena y clara identidad de esta función.

Si Jesús solo hubiera sido un pastor bueno, muy distinto de ser buen pastor, entraría en la categoría de los asalariados, de ahí que aquellos y aquellas que son llamados a ser buen pastor, tengan a bien revisar sus vidas, no vaya ser que sean pastores buenos, fieles cumplidores que ante el peligro negocien con el lobo.

Otro talante que presenta Jesús como buen pastor; es tener conocimiento de la identidad de las ovejas (…conozco a mis ovejas…) por tanto indica que, a cada una de ellas las atiende en su individualidad aunque vivan en el redil (comunidad), y porque es un conocimiento que se hace amor reciproco (…y las mías me conocen a mí) que ayuda a las ovejas (hombre o mujer en sentido figurado) a distinguir al buen pastor del pastor bueno (que sería el asalariado).

El versículo 15, muy enigmático en su contenido, vendría ser la apoteosis o glorificación (para que así se entienda mejor), de su identidad y conciencia de pastor que le viene dada por su naturaleza unida al Padre.

16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.

El pastoreo del que habla Jesús y del tiene clara identidad y conciencia, no está cerrado solo aun grupo, ni mucho menos pertenece a un grupo de iniciados, es un pastoreo que se abre a la universalidad, un redil que no se reduce a su cuidado, sino que se amplía a la posibilidad de otras “ovejas” puedan ser admitidas, pero eso sí, ciertas condiciones aplican a la propuesta: tienen que dejarse conducir, escuchar su voz y reconocerle como único pastor. En las iglesias que luchan por el ecumenismo deben recordar estas condiciones.

17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre

Los versículos 17 y 18 son la segunda apoteosis de Jesús, que nos muestra el texto. En ella deja claro que el amor del Padre, con el que se siente plenamente identificado, está basado en un amor que está dispuesto a dar la vida ante el peligro de la muerte. A su vez el amor como donación, es garantía absoluta de que el lobo y la muerte no tienen la última palabra, sino el Padre en quien Jesús tiene toda su confianza.

El versículo 17, es un complemento del versículo 18, ya que determina que el lobo y la muerte, no le quitan la vida, él la ofrece voluntariamente en sacrificio, su vida no es un holocausto. Por otro lado Jesús deja ver la plena y absoluta certeza del poder de dar (alfa) y recobrar (omega) su vida de nuevo, y todo bajo una estrictica obediencia al Padre.

Pensando en voz alta, hoy cuando hablamos desde América Latina del papel de los profetas y el profetismo de las Iglesias, hemos de unir también esta realidad profética al pastoreo, no se puede entender el profetismos de América Latina sin esta realidad fundante como es el ser buen pastor. Las pléyades de mártires latinoamericanos (laicos, sacerdotes, obispos, etc.) han acontecido en su martirio es desde esta función de ser “buen pastor”, tan estrecha con la vida profética, y no porque hayan sido pastores buenos. Hasta pronto

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