domingo, 12 de septiembre de 2010

UN PADRE TENIA DOS HIJOS

TEXTO LUCAS 15,1-32

REFLEXIONLas 3 parábolas de Jesús van dirigidas a dos grupos de personas: publicanos y pecadores (hijo menor) fariseos y escribas (hijo mayor). Las parábolas están justo a la mitad del viaje de Jesús a Jerusalén.

Las tres parábolas tienen unos verbos concretos que invitan a la reflexión: tener, perder, encontrar, alegría. ¿En que invitan a reflexionar? Permítanme: que tienes o has logrado en tu vida? ¿Qué debes perder para encontrar? ¿Existe alegría en tu vida y que la motiva?

La casa (imagen muy sugerente) es el lugar donde convergen las tres parábolas: el pastor lleva a la oveja a la casa, la mujer que pierde la moneda y la encuentra en la casa, el hijo menor regresa a la casa. Por tanto la casa es la comunidad. La comunidad como una casa es lugar de cuidado y preocupación como el pastor, la comunidad es donde busca lo que no se encuentra afuera como la mujer, la comunidad es lugar de hospitalidad y perdón como el padre que espera todas las tardes.
Permítanme centrarme un poco más en la parábola del hijo que vuelve a casa sobre todo en la actitud del padre, no tengo tanto tiempo para que reflexionemos del hijo que no entra en la casa. El ambiente de la parábola es de amores, desamores, tierras extrañas, calor de hogar, nostalgias del padre, fragilidad y dolor, de banquete y fiesta.

Esta parábola del hijo que regresa nos recuerda que el perdón abre puertas, abre el corazón a los perdidos. Dios perdona abrazando besando, no con largas reprimendas humillantes ni con clásico YO TE LO DIJE.

LOS PERSONAJES:
El PADRE: El hijo menor lo llama dos veces mi padre, el mayor nunca utiliza la palabra padre.
EL HIJO: El padre utiliza el termino hijo dos veces para cada uno de ellos.
EL HERMANO: El hermano mayor nunca llama al menor hermano, utiliza frases despectivas: ese hijo tuyo. Nunca dirá padre ni hermano.


HIJO MENOR
1.Rompe la paz familiar.
2.Al pedir la herencia desprecia a su padre.
3.Se va porque le da la gana.
4.Despilfarra sus bienes, se degrada y conoce la cercanía de la muerte
5.En su arrepentimiento provocado por el hambre y no por el remordimiento, busca pasar de hijo a siervo o esclavo. La conversión del hijo menor es mezquina porque lo que busca es sobrevivir ¡así somos nosotros! Aun así brota de las entrañas de este hijo un grito de dolor: he pecado… Con esta frase nos recuerda que el pecado es fractura a la comunidad, es ofensa a los hermanos (as) y es quiebre de la norma. El hijo menor se puso en camino cuya meta es llegar al padre, a casa.


HIJO MAYOR
1.Trabaja en el campo.
2.Siempre es fiel.
3.No se relaciona de padre a hijo sino de patrón a siervo.
4.Vive distanciado del padre y de su hermano.
5.Nunca puede entender el comportamiento (loco y absurdo) de su padre
6.Es el bueno que condena a los malos

Punto común de los hermanos: ninguno de los dos sabe quién y cómo es su padre.
Punto común del padre para sus dos hijos: No retiene, ni chantajea sus hijos; uno para que se quede, el otro para que entre. Al padre no le asusta el peligro que pueda pasar el menor y respeta la libertad del mayor.

Cuando el hijo se va crea lejanía y distancia, pero el Padre es capaz de verlo, porque es un hombre que acerca lejanías con sus ojos. ¿Qué fue lo vio el padre? Un hijo débil, andrajoso, derrotado y sucio.

El texto dice que “cuando lo vio se enterneció sus entrañas (rajamim) y lo abrazo y lo cubrió de besos”. Las entrañas paternas de Dios no miden la calidad moral de los hijos (as), lo importante es que vuelva a casa, no importa lo que pase, no hay más remedio que perdonar.

Lo cubrió de besos ¿Qué significa esto? En el beso participa el aliento y el aire signos del espíritu de vida, en el beso el padre comunica e intercambia vida. En el beso el padre da y recibe, acoge y es acogido.

Cuando el hijo menor comienza su confesión y palabras, el padre solo ha hablado con los pies, los brazos, los labios y sus besos. No hay palabras en la boca del padre. Y esto tuvo que haber desconcertado al hijo menor y así descubre quien es su padre, muy distinto de lo que había pensado. El padre no lo deja concluir la parte donde él pide ser tratado como un esclavo o siervo.

El amor del padre le devuelve la dignidad perdida, bastan 4 signos para que el hijo sea otra vez restituido: Túnica (honor), anillo (poder), sandalias (libertad) y una fiesta. El hijo menor tiene un final feliz, el hijo mayor ¿entraría?

En rigor: En el amor de Dios nada se puede dar definitivamente por perdido, siempre hay posibilidad de la alegría. Con esta parábola hemos de aprender a borrar el ídolo de un dios severo con corazón de hierro, porque nos perderíamos como se pierde la oveja y la moneda. Dios no es distante y frío, es un PADRE NUESTRO que espera noche y día a que regresemos a casa, pero…pero, para entrar en la casa del padre solo hay una puerta EL HERMANO, y para ello necesitamos tomar conciencia de somos menores en proceso de conversión permanente y revisemos en lo personal y comunitario los rasgos de hermano mayor que tenemos ocultos o evidentes. AMEN

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra