sábado, 15 de julio de 2023

LO SEMBRADO EN TIERRA BUENA Mt. 13,1-23

 LO SEMBRADO EN TIERRA BUENA Mt. 13,1-23

Ante de que Jesús saliera de la casa a la orilla del mar donde pronuncia la parábola del sembrador, nos dice el evangelista Mateo 12, 46-50 que le llegaron buscando su madre y sus parientes. Ante esta sorpresiva visita Jesús declara que su madre y sus parientes es todo aquel que cumple la voluntad del Padre.

 Pasado aquel día, Jesús va a la orilla del mar y habla de la singular parábola del sembrador que salió a sembrar. Curiosamente esta parábola es de tierra adentro dicha a pescadores y a un pueblo acostumbrado hacer su vida del intercambio de los productos del mar.

Esta parábola describe 4 tipos de tierra y solo en una es posible sembrar. La primera es una tierra que es de camino y solo para ser pisada y no requiere cuidados todo se pierde en la orilla, el segundo tipo de tierra es pedregosa que no alberga mucha tierra nada puede alcanzar profundidad, la tercera tierra es donde abundan los espinos que nos dista mucho de ser pariente de la cizaña, y la ultima es la tierra buena.

¿Por qué es tierra buena?

Es tierra buena porque alguien decidió que tuviera dueño, alguien que la defendiera; imagen muy común en el Antiguo Testamento donde Dios se hace dueño de un pueblo, donde él será su Dios y defensor (Goel). Se vuelve tierra buena porque nadie la pisara más, sus piedras fueron sacadas, sus espinas cortadas y abonada con mejor tierra. Así surge una tierra buena, pero que exige sacrificio, tiempo y esfuerzo. 

La parábola tiene un punto desconcertante cuando los discípulos le preguntan a Jesús ¿Por qué les hablas en parábolas? Es como si que ellos esperaban algo más profundo que llevara al pueblo a un nivel de una posible sublevación, ¿qué puede hacer una parábola? La respuesta es más desconcertante aun: para que viendo no vean y oyendo no entiendan… pero se acerca la aclaración: dichosos lo que ustedes ven y sus oídos lo que oyen.

Esta parábola debe primero llegar al corazón de los discípulos quienes deben hacer de sus vidas una tierra buena, donde la palabra han de comprenderla para que no sea arrebatada de sus corazones; la palabra hace de sus vidas que sean constantes frente a la tribulación y la persecución que vivirán, donde las preocupaciones, las seducciones y la riqueza no ahoguen el Reino de Dios que se ha iniciado en ellos. Ellos deben ser tierra buena que superado todo lo anterior puedan ayudar a ver y escuchar a su pueblo.

La nueva familia de Jesús es aquella que cumple la voluntad de Dios y, su palabra la pone en práctica para convertirse en tierra buena.

La tierra buena ha sido ganada a palmo por palmo, es decir; esa tierra tiene nombre y eres tú… decide tú el rumbo.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra