sábado, 9 de octubre de 2010

VETE TU FE TE HA SALVADO

Texto Lc 17,11-19

Para el pueblo de Israel en la época de Jesús, la lepra es considerada un castigo de Dios, y hasta hace poco en el mundo era una de las pandemias que mas afectaba a la humanidad. Era lamentable para el hombre y la mujer que llegara a sufrir esta enfermedad, incluso el nombre de SARAAT - leproso (castigado por Dios)- no ayudaba a su superar los prejuicios que se tenían, es como decir hoy SIDA.

Ser leproso era ser expulsado de la comunidad civil y religiosa: implicando no acercarse a los lugares poblados. En los caminos avisar con una campanita que era leproso. La única esperanza de un leproso era un milagro. Entre la fe popular de las personas se decía que con la llegada del mesías la lepra desaparecía.

Si el milagro llega acontecer el único que podía certificar y restituir a la comunidad era el sacerdote.

¿Qué mensaje quiere dar el evangelista?
1. El milagro es un signo del amor de Dios al hombre, y se da porque nos quiere. El milagro no es por ser observantes y puros.

2. Ser agradecidos es una actitud básica de demostrar que algo ha ocurrido; el que se devolvió a darle gracias a Jesús es porque se vio totalmente liberado y el resto que no volvió siguieron apegados a la ley y al cumplimiento de la misma. Para el hombre que se devolvió el sacerdote podía esperar. Cuando se vive la fe por cumplimiento no se tiene nada que agradecer. Otra cosa el que volvió a dar gracias era doblemente marginado (leproso y extranjero)

3.Cuando la vida que es don de Dios se vive solo en cumplimientos, actitudes fatalistas (verse todo el tiempo como un pecador), discriminaciones, etc… esa persona (con todo el respeto que se merece) es un leproso, no castigado por Dios, sino por aquellos (as) que le han metido en la cabeza esas actitudes e ideas. Tener fe en Jesús es romper con todas esas actitudes.

4. Quien toma conciencia de su actitud pecadora y se pone en camino con fe, queda limpio, libre y rehabilitado como hijo de Dios. Definitivamente quien restituye a la comunidad es Jesús, ya que fue a él quien leproso samaritano se presento.

Todavia no hemos aprendido a celebrar a Dios como fuente de amorosa de vida. Es evidente la queja dolorida de Jesús ante la ausencia de los nueves ex leprosos, que se apropiaron de la salud sin que se despierte en sus vidas el agradecimiento y la alabanza entusiasta.

Cuando se vive solo desde lo útil, practico y aprovechándose solo para sí mismo no se llega a descubrir la vida como un regalo; lamentablemente se descubre la vida como don cuando es tocada por el aguijón del dolor y la muerte.

Cuando celebramos la eucaristía como la gran plegaria de acción de gracias a Dios como algo exigido, es porque nuestra vida está de ordinario vacía de alabanza. La queja de Jesús está dirigida también a nosotros.

No hay comentarios:

EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra