domingo, 29 de enero de 2017

SALTEN DE CONTENTO

Iniciamos con un cuestionamiento: ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo alcanzarla?
En el texto de Mateo 5 Jesús presenta la síntesis de la vida para todo aquel hombre y mujer que vivirá el seguimiento como opción fundamental y experiencia de fe. Los destinatarios son todos los discípulos y la multitud, no están dirigidas a una elite de consagrados o individuos aislados.

En las nueve (9) bienaventuranzas se va señalando el camino que conduce a la felicidad verdadera culminada en la recompensa de tener a Dios. En cada una de la bienaventuranzas existe una tensión entre la situación presente y lo que esta punto de brotar. Los pobres, los sufridos, los hambrientos, etc. se les anuncia que su vida cambiara, siempre y cuando ellos también se esfuercen por cambiarla. Cada una de las bienaventuranzas están en sintonía con el cántico de la Santísima Virgen María (el Magníficat): “derribo del trono al poderoso y exalto al humilde”

En las bienaventuranzas hay una clara y fuerte afirmación que la situación actual no es querida por Dios, no refleja su gloria, no fue lo salió de boca y manos, no es parte de su plan.

Son dichosos o felices aquellos que en sus vidas han hecho lo tenían que hacer para superar la situación que les ha tocado vivir como desgracia. Dios no es insensible al sufrimiento humano, Dios no es apático, Dios sufre donde sufre la vida, somos nosotros que quienes nos hemos vuelto más apáticos porque se está perdiendo la sensibilidad para percibir el sufrimiento ajeno e incapacidad de padecerlo, porque se ve en el pobre un potencial agresor o asesino, un sucio y mal educado.

Con la palabra dichosos Jesús proclama que han llegado los tiempos mesiánicos que ante el amor de Dios no existen predilectos ni desechados, más aun los que son el producto de la mezquindad y corrupción social y política dígase pobres y marginados son los primeros.

Finalmente Mateo a lo largo de su escrito deja bien en claro que Jesús no solo proclamo las bienaventuranzas sino que también las vivió en su actividad de proclamar el Reino de Dios.

El verdadero arte de vivir dichosos no está en el tener sino en el hacer que la vida sea una entrega por la vida. 

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra