El evangelista Lucas presenta:
- El entorno histórico temporal del nacimiento de Jesús.
- Una profunda resonancia mesiánica en la que se resalta la figura David, el pueblo de Belén, la paz y la salvación (Cf Mal. 5,1).
- La teología pascual, es decir el nacimiento de Jesús se ve desde el acontecimiento de la resurrección y la espera del día de su retorno, razón por la cual durante el adviento las oraciones siempre enfocaron la espera con carácter escatológico.
A pesar de todos los elementos
antes indicados es un nacimiento pobre, José y María son gente desconocida en
el pueblo de belén. Es algo absurdo, no hay sitio para el Dios de Israel en la
sociedad humana. Así se deja bien en claro que el camino de Dios no igual al
camino de los hombres.
El signo más humano del Dios
con nosotros (Emmanuel) son los pañales de un niño. Es una señal que disloca
los honores humanos. Los primeros invitados son aquellos que son los últimos;
los pastores son los embrutecidos, los menos preciados y marginados, en una
palabra los proscritos de la sociedad son los primeros en enterarse del nacimiento
de un niño que cambiaría la historia en un antes y un después. Los pobres serán
los predilectos del niño del pesebre cuando los evangelios nos hablen del
hombre crecido en edad, estatura y sabiduría. Donde no hay sintonía entre los
creyentes y los pobres la buena noticia de Dios no llega a ser salvadora, su encarnación
pasa desapercibida
Otro dato muy alentador del
texto es que, en medio de la noche y de la marginación Dios da la paz, la alegría y la salvación.
Paz, alegría y salvación serán los primeros dones que Dios ofrece a la toda la
humanidad. Hoy estos dones siguen siendo los más necesitados para el planeta.
Encontrar al niño en pañales
es encontrar a Dios. Con este niño Dios deja de ser el excelso y sublime al que
no podemos llegar, Dios se ha hecho cercano, pequeño como nosotros. El
evangelista insiste 3 veces en el pesebre, porque es el único lugar de la
tierra donde descansa Dios. En aquel lugar Dios ha hablado, no ofreciendo
palabras sino haciéndose carne y asumiendo nuestras interrogantes y sufrimiento.
Dios nace para vivir él mismo nuestra aventura humana.
En esta navidad 2015 hemos de
aprender de:
- Los pastores quienes se pusieron en camino para encontrarse con Dios, ya no en el templo sino en la vida humana misma. Los pastores indican la dirección donde buscar el misterio de la navidad: “Vayamos a belén”
- María santísima que conservando en el corazón convirtió en experiencia de Dios aquel momento.
Celebrar el misterio de la
encarnación de Dios es siempre para
nosotros los cristianos y todas las Iglesias una llamada a renacer, a reavivar
la alegría, la esperanza, la solidaridad, la fraternidad y la confianza total
en Dios nuestros Padre.
Si Jesús no es buena noticia
de paz, alegría y salvación, reducimos esta fiesta de su nacimiento a un bienestar individual, un gozo religioso egoísta
olvidando que la razón de nuestra navidad es que nos ha “nacido un salvador” en
quien podemos poner la esperanza, y clara verdad que el momento presente no es
definitivo. Si no sentimos en lo más hondo de la vida que Dios es nuestro
salvador no hay navidad.
A pesar de los signos
prodigiosos; la noche llena de claridad y la multitud de los ángeles, el centro
está ocupado por un niño envuelto en pañales. Con justa razón Santa Teresa de
Lisieux dijo con fe clara y alegría plena: “Yo
no puedo temer a un Dios que se ha hecho tan pequeño por mí… ¡Yo le amo!”
El niño del pesebre nos recuerda que la presencia de Dios no responde siempre a
nuestras expectativas, pues se nos ofrece donde nosotros menos lo esperamos,
por ejemplo en la oración, en el silencio, en las lágrimas de un niño, en la
soledad de un anciano, en el rostro de cualquier hombre o mujer.
Amigos y amigas online, de
verdad que me siento muy horrando por cada uno de ustedes que no conozco directamente,
y leen esta líneas virtuales, me imagino que las critican, las copian, las amplían,
las reflexionan más en profundidad que yo, etc., doy gracias, y quiero desearles una FELIZ
NAVIDAD, mil gracias Dios nuestro Padre por tenerlos tan cerca en la fe y tan
distantes en el espacio y tiempo.
Dios los bendigas y los guarde
a todos y a todas en su amor.
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