miércoles, 23 de diciembre de 2015

LLEGO EL TIEMPO DEL PARTO Lc 2,1-14


El evangelista Lucas presenta:

  1. El entorno histórico temporal del nacimiento de Jesús.
  2. Una profunda resonancia mesiánica en la que se resalta la figura David, el pueblo de Belén, la paz y la salvación (Cf Mal. 5,1).
  3. La teología pascual, es decir el nacimiento de Jesús se ve desde el acontecimiento de la resurrección y la espera del día de su retorno, razón por la cual durante el adviento las oraciones siempre enfocaron la espera con carácter escatológico.

 A pesar de todos los elementos antes indicados es un nacimiento pobre, José y María son gente desconocida en el pueblo de belén. Es algo absurdo, no hay sitio para el Dios de Israel en la sociedad humana. Así se deja bien en claro que el camino de Dios no igual al camino de los hombres.

El signo más humano del Dios con nosotros (Emmanuel) son los pañales de un niño. Es una señal que disloca los honores humanos. Los primeros invitados son aquellos que son los últimos; los pastores son los embrutecidos, los menos preciados y marginados, en una palabra los proscritos de la sociedad son los primeros en enterarse del nacimiento de un niño que cambiaría la historia en un antes y un después. Los pobres serán los predilectos del niño del pesebre cuando los evangelios nos hablen del hombre crecido en edad, estatura y sabiduría. Donde no hay sintonía entre los creyentes y los pobres la buena noticia de Dios no llega a ser salvadora, su encarnación pasa desapercibida 

Otro dato muy alentador del texto es que, en medio de la noche y de la marginación  Dios da la paz, la alegría y la salvación. Paz, alegría y salvación serán los primeros dones que Dios ofrece a la toda la humanidad. Hoy estos dones siguen siendo los más necesitados para el planeta. 

Encontrar al niño en pañales es encontrar a Dios. Con este niño Dios deja de ser el excelso y sublime al que no podemos llegar, Dios se ha hecho cercano, pequeño como nosotros. El evangelista insiste 3 veces en el pesebre, porque es el único lugar de la tierra donde descansa Dios. En aquel lugar Dios ha hablado, no ofreciendo palabras sino haciéndose carne y asumiendo nuestras interrogantes y sufrimiento. Dios nace para vivir él mismo nuestra aventura humana.

En esta navidad 2015 hemos de aprender de:

  1. Los pastores quienes se pusieron en camino para encontrarse con Dios, ya no en el templo sino en la vida humana misma. Los pastores indican la dirección donde buscar el misterio de la navidad: “Vayamos a belén”
  2. María santísima que conservando en el corazón convirtió en experiencia de Dios aquel momento.

Celebrar el misterio de la encarnación de Dios  es siempre para nosotros los cristianos y todas las Iglesias una llamada a renacer, a reavivar la alegría, la esperanza, la solidaridad, la fraternidad y la confianza total en Dios nuestros Padre.

Si Jesús no es buena noticia de paz, alegría y salvación, reducimos esta fiesta de su nacimiento  a un bienestar individual, un gozo religioso egoísta olvidando que la razón de nuestra navidad es que nos ha “nacido un salvador” en quien podemos poner la esperanza, y clara verdad que el momento presente no es definitivo. Si no sentimos en lo más hondo de la vida que Dios es nuestro salvador no hay navidad.

A pesar de los signos prodigiosos; la noche llena de claridad y la multitud de los ángeles, el centro está ocupado por un niño envuelto en pañales. Con justa razón Santa Teresa de Lisieux dijo con fe clara y alegría plena: “Yo no puedo temer a un Dios que se ha hecho tan pequeño por mí… ¡Yo le amo!” El niño del pesebre nos recuerda que la presencia de Dios no responde siempre a nuestras expectativas, pues se nos ofrece donde nosotros menos lo esperamos, por ejemplo en la oración, en el silencio, en las lágrimas de un niño, en la soledad de un anciano, en el rostro de cualquier hombre o mujer.

Amigos y amigas online, de verdad que me siento muy horrando por cada uno de ustedes que no conozco directamente, y leen esta líneas virtuales, me imagino que las critican, las copian, las amplían, las reflexionan más en profundidad que yo, etc.,  doy  gracias, y quiero desearles una FELIZ NAVIDAD, mil gracias Dios nuestro Padre por tenerlos tan cerca en la fe y tan distantes en el espacio y tiempo.



Dios los bendigas y los guarde a todos y a todas en su amor.








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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra