viernes, 18 de abril de 2014

¿A QUIEN BUSCAN?

Texto: Jn 18,1-19,42

La noche trágica se inicia en el huerto, que es lugar de vida y fecundidad, es el lugar propio de la comunidad discipular y de Jesús.
 
Jesús sale al encuentro de aquellos que vienen con palos y armas, no les permite llegar al huerto como tal, Jesús no se dirige a Judas sino a todo el grupo armado: ¿a quien buscan? Y ante la respuesta YO SOY significa dos cosas: 1) presencia salvadora de Dios 2) entrega voluntaria de Jesús.

El ambiente se torna tenso y violento (cortar la oreja), Jesús ordena que se limiten a la orden que traen, y pide que dejen en libertad a los suyos ya que ninguno debe perder la vida por la violencia, los discípulos deben aprender a darla por amor.

¿Por que lo buscan para matarlo?

1.      Por liberar a su pueblo y al hombre en particular. En Jesús, Dios libera a su pueblo y se une a su camino. Por eso molesta. Jesús nos pone en éxodo.

2.      Por indicarnos que hay a otro camino para este mundo. Para soñar otro mundo hemos de  mirar cerca al crucificado en aquellos que nadie quiere mirar. Por eso, su muerte estaba jurada por los poderosos de este mundo, porque se atrevió a poner la mirada en lo prohibido de este mundo. En perdonar lo que no se debía perdonar, tocar lo que no toca, mirar lo que estaba oculto.
 
Jesús el joven de Getsemaní; a mi en lo particular me gusta llamarlo así. Para nuestro cronología Jesús muere joven, y muere a su hora como así lo indican los evangelios, sus pocos años bastaron para revelar lo que Dios quería decir a los hombres, por tanto, cuando se nos muere un niño, o un joven a temprana edad,  Dios nos quiere decir que quiere construir un mundo nuevo para que esto no vuelva ocurrir y que la vida del hombre sea la prueba de su amor absoluto, porque la mayor gloria de Dios es que el hombre viva y tenga vida en abundancia. El amor de Dios expresado en su hijo muerto en cruz nos dice que todos somos parte de una misma familia, todos somos hijos de un mismo padre, estamos destinados a vivir en una misma casa y a estar sentados juntos en una misma mesa.

Jesús no responde al odio con el odio, ni combate la violencia con violencia prefiere entregar la vida antes de hacerse participe de un sistema opresor, y muestra así que Dios es amor y ajeno a toda violencia humana. El que ama tiene el poder de comenzar de nuevo, nada le parece imposible.

En el momento que sale a relucir una espada en el huerto, el evangelista nos dice que Dios y Jesús no necesitan en este mundo defensores, ni protectores, porque cuando usamos la violencia con el pretexto de hacer justicia divina, es atribuir a Dios la misma injusticia que practicamos. Lo verdaderamente valido –recuerdo aquí las palabras del Padre Juan Bautista en el día de ayer- es repetir el gesto de Jesús, que es servir y entregar la vida por amor al hombre.

Cuando ejecutaron a Jesús, prácticamente todos están de acuerdo en que era una medida necesaria y sensata. Porque los distintos grupos tenían sus razones propias. El ejército estaba convencido de que Jesús era un revolucionario político. Las autoridades civiles lo vieron como perturbador  del orden público. Para los piadosos un idealista iluminado que curaba en sábado y se acercaba a gente de mala reputación. Para los revolucionarios un conservador porque iba a la sinagoga y predicaba en sábado y no generaba un movimiento liberal, y para la gente a pesar de las esperanzas que había suscitado, no era capaz de resolver los problemas de la vida.

Jesús nunca había provocado a nadie, nunca había ofrecido resistencia abiertamente a nadie, pero generó contradicción porque les toco el punto débil de cada uno, el punto susceptible, el punto que molesta, por eso todos estaban en contra de él, y ninguno a favor de él en el momento del Getsemaní, el juicio y la cruz. Entonces, a quién buscaban por lo menos los pobres, los atormentados por el mal, los pecadores, los enfermos; buscaban compasión. Y nosotros que buscamos en este día del viernes santo.

Jesús el hombre inocente frente al poder. Cuando Jesús esta delante de Pilato guarda silencio, no se defiende y la pregunta de Pilato es clara: ¿Qué es lo que has hecho? La respuesta es mucho más tajante que la pregunta, “He venido al mundo para dar testimonio de la verdad y todo el que es de la verdad escucha mi voz”. La verdad de la que habla Jesús no es doctrina, no es tesis, no es explicación intelectual, la verdad que enseña Jesús es de una relación íntima entre Dios y su hijo con nosotros, que pasa por el dolor con caminos de gloria. La grandeza de la verdad en el hombre y la mujer no están en lo externo, en los signos de esplendor ni en el prestigio ante otros, sino en su calidad humana y fraterna. Esa es la verdad de Jesús, un hombre de cálida humana y fraterna sin medida. Cuando se entrega una vida a la muerte por mantener un cargo o un puesto de poder, ese hombre o mujer pierden la cálida humana y fraterna, eso fue lo que perdió Pilato.

Finalmente hermanos retomo la pregunta de Jesús: ¿A QUIÉN BUSCAN? Y la vinculamos con un grito que es entrega: TENGO SED- TODO ESTÁ CUMPLIDO.
En estas últimas palabras Jesús expresa su necesidad tal cual como se lo expresó a la samaritana (Jn 4,7). Este grito de entrega no suscita la respuesta que él desea, porque  odio llega a su culmen. El vinagre que le dan se opone al buen vino que ofreció Jesús en las bodas de Caná, el vinagre es signo de falta de amor. A QUIÉN BUSCA JESUS. Al que tenga sed por la vida.

TODO ESTÁ CUMPLIDO. De esta manera Jesús remata su obra en una ofrenda total con su vida y así la salvación significa que “las cosas pueden ser de otra manera”, que son posibles el amor y la solidaridad. Estas últimas palabra del crucificado son la puerta a nuestra pascua. Que la pasión de Cristo este grabada en nuestros corazones. AMEN.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

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