domingo, 4 de diciembre de 2016

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO DEL AÑO 2016

Hoy la figura que más resalta es Juan Bautista quien fue una figura importante y carismática para pueblo, incluso el historiador Flavio Josefo le dedica más atención que ha Jesús. El centro de su mensaje es la CONVERSION porque está cerca el Reino de Dios, este llamado atrajo a las multitudes de todos los estratos sociales y tendencias político-religioso.

La conversión es cambio de vida, no es solo cambio de ideas o cambios superficiales, la conversión afecta todo el ser de las personas en la forma de vivir, obrar y volverse hacia Dios. Cuando se encarna la conversión esta se manifiesta en frutos de vida que vencen al pecado y se expresa en la justicia y la práctica del bien.

La forma de vida que Juan Bautista lleva lo pone al margen de todo estilo de vida sea religioso, social o político. Juan aparece en el desierto y no en el templo. Las palabras de Juan, además del llamado a la conversión, proclama la condición mesiánica de Jesús quien trae el fuego del Espíritu tal como lo había anunciado el profeta Isaías 9,2; 11,2).

Dos signos están presente que son el viento y el fuego, anuncia Juan Bautista que el mesías acerca a la humanidad a Dios, no signos de castigo. El viento que es el soplo de Dios que da vida y separa lo bueno de lo malo. El fuego signo de la justicia purifica lo que no tiene consistencia es decir el mal. Estos dos símbolos aparecen en pentecostés (Hch 2,1-4), son signos de la presencia salvadora de Dios. Cuando estos dos elementos se unen son implacables, así es Dios.

En el llamado que hace Juan Bautista no hay privilegios ni si quiera por ser Hijos de Abraham, no es la raza lo que cuenta, ni la pertenencia institucional.

Preparemos los caminos de Dios, quitemos los obstáculos que impiden su llegada a tu vida y para esto debes: 1) escuchar su voz, 2) ser profeta, 3) dejar que su espíritu sople en ti y su fuego queme el pecado. 

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra