El evangelista Mateo nos
presenta el testimonio no histórico sino de fe como fue formado Jesús presentando su dimensión salvífica y verdadero ser. Por otra parte
Mateo tiene como base la referencia constante a las escrituras del Antiguo
Testamento, la frase “todo sucedió para que se cumpliera…” busca subrayar que Jesús realiza
las promesas de Dios que había prometido a su pueblo elegido.
El texto afirma que Jesús
procede de Dios a través de la acción del Espíritu Santo en María y participación
obediente de José. Las afirmaciones del texto: María estaba prometida con Jose, es decir la promesa casi
definitiva de matrimonio. José es el hombre que ama y es obediente a la
palabra. Porque ama no recurre al Dt. 22,13-22 porque ama aplica Dt. 24,1, por
eso es un hombre justo, desde el amor descubre que hay un plan de Dios que le
supera y no quiere ser obstáculo y no intenta ser protagonista, acepta el plan
de Dios. José es el hombre que sabe caminar en el desconcierto.
Jesús según el relato no es
solo hijo de Abraham y descendiente de David aunque este vinculando de manera
legal según su genealogía (Cf. Mt 1,1-17) por ser parte del pueblo elegido, él es hijo
de Dios.
La acción del Espíritu Santo
en María es principio de vida y nos muestra el origen divino de Jesús por eso
su nombre -Jesús- vinculado a lo divino
significa Dios salva, siendo este una apretada síntesis del cual sería la misión
de niño que nacería de María. En el nombre de Emmanuel se reafirma de manera
total y segura que Dios se ha hecho cercano. En cada uno de nosotros Dios puede
nacer y asi puede acontecer una verdadera navidad.
El gran desafío que tenemos
los cristianos no es creer que Dios existe o imaginarlo de manera de manera
misteriosa. Ser cristiano es descubrir con gozo que Dios está con nosotros, y
si Jesús se ha hecho hombre en nuestra carne eso indica que en el hombre hay más
cosas de dignas de admirar que de desprecio.
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