domingo, 27 de noviembre de 2016

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO DEL AÑO 2016


Nuestro punto de partida para este 1er domingo del tiempo de adviento lo ponemos en las lectura del evangelio del domingo en la celebramos la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. Las autoridades, los soldados y el malhechor que está en la junto a Jesús en el calvario tienen un punto en común en sus burlas: SALVATE A TI MISMO. Los evangelios nos han dado el legado de la fe, que Jesús nunca vivió para sí mismo sino para los demás; y toda su vida fue en función de aquellos de se le negó el derecho a vivir en plenitud dentro del pueblo elegido; dígase enfermos, pobres, extranjeros, etc… Todos ellos siempre estuvieron marcados por una interpretación de castigo de Dios.

En este tiempo de adviento es propicio hacer un inventario de vida pero, mirando de frente el calvario de la vida de miles y miles de hermanos que se les ha negado el derecho a vivir, ya no dentro del pueblo elegido sino dentro del pueblo santo de Dios que esta de camino en esta tierra y vive su fe dentro de la iglesia. Nos cuestionamos en este primer domingo de adviento ¿Para quién hemos vivido en este año?

Cuando se vive para los demás se tiene capacidad de convocatoria: subamos a la casa del Señor (cf Is 2,1-5), se tiene capacidad de fraternidad misericordiosa, se tiene esperanza en que las espadas se conviertan en arados y las lanzas podaderas, se tiene sentido de estar preparados para los momentos más sorpresivos de la vida dígase; enfermedad, problemas, etc… porque en cada situación de mal podemos convertirla en ocasión de espera y experiencia de Dios por muy dura que la misma sea. Y por último cuando se vive para los demás se cree y se vive la salvación como una realidad de continua presencia de Dios en la vida.

La clave de este primer domingo de adviento está en podamos iniciar una preparación y desarrollar una capacidad de vigilancia que nos permite estar atentos a los signos de los tiempos, eso evita que seamos ingenuos en la fe y ante la realidad responder de manera profética. Tenemos fe en el futuro que nos acerca a nuevos comienzos y nuevas oportunidades, de manera especial un nuevo comienzo con Dios y los hermanos.

En el adviento es tomar conciencia de que la noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz (Cf Rm 13,11-14)



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EL RUIDO DE LA PALABRA

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