domingo, 7 de agosto de 2016

DONDE TENGAS TUS RIQUEZAS ESTARA TU CORAZON Lc. 12,32-48


Jesús tiene una visión muy clara sobre el dinero, porque Dios no puede reinar  en quien vive dominado el dinero.
En la vida podemos comenzar a tener dos tipos de riquezas:

La primera consiste en acumular riquezas que llevan a la avaricia, agobio y tensión. La segunda consiste en darse y compartir, la vida se va vaciando de preocupaciones y se va llenando de fe y confianza. El texto de Lc. 12,32-48 deja claro que con agobios, tensión y avaricia no se puede vivir la presencia del Reino de Dios, ni se puede asumir la tarea de proclamarlo.

Hoy no sabemos dónde poner el corazón  y se está viviendo mucho de creencias de reemplazos y de tesoros de suplencias. Jesús con las parábolas que presenta a sus discípulos insiste en vivir vigilantes, despiertos y preparados. Y estas tienen que ser las actitudes de una comunidad creyente, evitando así dejar para un futuro imposible lo que es importante y definitivo para el ahora. 

Las actitudes de vigilantes, despiertos y preparados nos indican que en cada hora no dejamos de nacer, madurar y desarrollarnos por tanto el juicio de Dios no llega para el final de los tiempos, se da en el interior de cada día ya que el ser humano es juzgado desde el interior según la fidelidad de su conciencia. Una persona que nace, madura y se desarrolla con la vida todos los días no necesita que otros juzguen la rectitud de sus actos, ni menos que le hablen de castigos y amenazas para hacer lo debe hacer.

Las actitudes de vigilantes, despiertos y preparados es vivir con nuestra propia conciencia sin necesidad de tutelas protectoras que solo nos mantienen en infantilismos. Dios nos otorgó a cada uno cualidades donde cada quien responderá por lo recibido y por tanto nadie puede ocupar ni hacer las cosas que le corresponden hacer.

Vigilantes, despiertos y preparados es estar siempre con las ganas de vivir más y mejor, de ahondar en el sentido de lo que hacemos y sentirnos más útiles en la comunidad familiar, laboral, social y política. 

En la parábolas surge la figura del administrador es el que está al servicio de los demás para que no falte nada a nadie. Según la parábola el administrador está encargado de la mesa y de la despensa. La responsabilidad va unida con los dones recibidos. Servicio y responsabilidad están unidos como expresión del evangelio.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

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