domingo, 5 de junio de 2016

YO TE LO MANDO LEVANTATE Lc. 7,11-17


En el texto de Lc. 7,11-17 veamos algunos detalles que son muy significativos en el conjunto de todo el texto.
  1. El encuentro de dos grupos de personas, unos van llenos de alegría y otro van tristes y abrumados por el dolor.
  2.   La condición de la mujer es muy difícil; es viuda, se queda sin hijos y de paso es mujer en la que la seguridad del género femenino dependía del hombre. Pero queda muy  claro que el ser mujer y la muerte no son obstáculo para el poder de Dios.
  3. Jesús se llena de compasión y misericordia y le da vida al hijo único de la viuda por encima de lo que establecía la ley levítica de tocar muertos y quedar impuro.
  4. La iniciativa es de Jesús, la viuda ni siquiera lo pide porque está sumida en el dolor que es doble por viudez y la muerte de su hijo. Jesús hace suyo el dolor de la madre y en eso consiste la auténtica y real compasión por el próximo cuando se hace propio el dolor del otro, incluso el que sufre no le hace falta pedirlo basta con que nosotros veamos y escuchemos.
  5. El gesto de Jesús de levantar al hijo de la viuda es signo inequívoco que Dios ha decidido a liberar al pueblo: "Dios a visitado a pueblo"
  6. La gente saca una conclusión de la persona de Jesús: es un profeta por medio del cual Dios ha visitado a su pueblo. Y de aquí en adelante Jesús será comparado con el profeta Elías por parte de las gentes (Cf Lc. 9,8.19).
 Ahora bien el texto nos dice que Jesús se llena de compasión seria literalmente se le removieron las entrañas al ver el dolor de la mujer, por tanto lo importante no es el prodigio sino la acción que brota de la misericordia de Jesús que en definitiva es misericordia de Dios que genera vida y transforma la vida de quien la recibe. La acción de Jesús no se queda en sentimiento como de los acompañantes sino en fuerza de vida.

La actitud de Jesús nos lleva por un camino que es eficaz, estímulo y vida que impulsa a levantarse a decir su palabra, caminar con esperanza y soñar en algo nuevo desde Dios.

Todos hemos perdido un ser querido sea familiar, amigo o vecino, y el texto nos recuerda ese momento, y en Jesús se invita a liberarnos del dolor que no es olvidar al ser querido ni mucho menos amarlo menos. Liberarnos del dolor de la muerte es recuperar la vida y permitirle a ese ser querido que viva de manera distinta en nuestra vida. Hemos de elegir entre hundirnos en la pena o construir la vida, ser víctimas o mirar hacia el mañana con ojos de confianza.

Dejemos claro que el pasado no se puede cambiar, es nuestra vida ahora la que podemos transformar. Es cierto a veces no es fácil recuperarse la ausencia pesa y es el momento de acudir a la fe y desahogarnos con Dios, y sentir que Dios te ha visitado con misericordia.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra