En el texto de Lc. 7,11-17 veamos algunos detalles que son muy significativos en el conjunto de todo el texto.
- El encuentro de dos grupos de personas, unos van llenos de alegría y otro van tristes y abrumados por el dolor.
- La condición de la mujer es muy difícil; es viuda, se queda sin hijos y de paso es mujer en la que la seguridad del género femenino dependía del hombre. Pero queda muy claro que el ser mujer y la muerte no son obstáculo para el poder de Dios.
- Jesús se llena de compasión y misericordia y le da vida al hijo único de la viuda por encima de lo que establecía la ley levítica de tocar muertos y quedar impuro.
- La iniciativa es de Jesús, la viuda ni siquiera lo pide porque está sumida en el dolor que es doble por viudez y la muerte de su hijo. Jesús hace suyo el dolor de la madre y en eso consiste la auténtica y real compasión por el próximo cuando se hace propio el dolor del otro, incluso el que sufre no le hace falta pedirlo basta con que nosotros veamos y escuchemos.
- El gesto de Jesús de levantar al hijo de la viuda es signo inequívoco que Dios ha decidido a liberar al pueblo: "Dios a visitado a pueblo"
- La gente saca una conclusión de la persona de Jesús: es un profeta por medio del cual Dios ha visitado a su pueblo. Y de aquí en adelante Jesús será comparado con el profeta Elías por parte de las gentes (Cf Lc. 9,8.19).
La actitud de Jesús nos lleva por un camino que
es eficaz, estímulo y vida que impulsa a levantarse a decir su palabra, caminar
con esperanza y soñar en algo nuevo desde Dios.
Todos hemos perdido un ser
querido sea familiar, amigo o vecino, y el texto nos recuerda ese momento, y en
Jesús se invita a liberarnos del dolor que no es olvidar al ser querido ni
mucho menos amarlo menos. Liberarnos del dolor de la muerte es recuperar la
vida y permitirle a ese ser querido que viva de manera distinta en nuestra
vida. Hemos de elegir entre hundirnos en la pena o construir la vida, ser víctimas
o mirar hacia el mañana con ojos de confianza.
Dejemos claro que el pasado no se puede cambiar, es nuestra vida ahora la que podemos transformar. Es cierto a veces no es fácil recuperarse la ausencia pesa y es el momento de acudir a la fe y desahogarnos con Dios, y sentir que Dios te ha visitado con misericordia.
Dejemos claro que el pasado no se puede cambiar, es nuestra vida ahora la que podemos transformar. Es cierto a veces no es fácil recuperarse la ausencia pesa y es el momento de acudir a la fe y desahogarnos con Dios, y sentir que Dios te ha visitado con misericordia.
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