La intolerancia y el fanatismo
no son actitudes con las que se construye el Reino de Dios, comienzo con esta
afirmación porque en el texto Judíos y Samaritanos se odiaban ya fuera por
razones históricas y religiosas (el templo de Jerusalén Vs el monte Garizin).
Toda intolerancia es violencia y tiende siempre a destruir al que se considera
el enemigo.
Por otra parte filtrar el
mensaje de Jesús según las conveniencias de cada uno tampoco es compatible con
el Reino de Dios, lo vemos en la afirmación y petición que hacen Santiago y
Juan “quieres que hagamos bajar fuego del cielo”. Jesús no acepta ninguna forma
de violencia; si algo quiso Jesús fue arrancar de las conciencias la imagen de
un Dios violento, todos sus gestos, acciones y palabras dan a conocer un Dios
Padre que no se impone nunca por la violencia. Acoger y recibir el Reino de
Dios es eliminar toda forma de violencia entre los seres humanos.
Dos palabras FIRME
DETERMINACION de Jesús y la URGENCIA que exige el seguimiento dejan bien
claro que seguirle ha de hacerse en la aceptación de la inseguridad y renuncia de la tranquilidad. El seguimiento
pide una ruptura total como disposición para anunciar el Reino de Dios y solo
es posible con decisión firme y constante.
En rigor, el cristiano, el
sacerdote, el religioso consagrado y el laico comprometido que busca
seguridades y se conforma con identificarse con una institución por muy sagrada
que esta sea, se cierra a Jesús por que no puede entender ni gozar la novedad
que conlleva el ser discípulo de Jesús. Lo decisivo de la vida cristiana es
seguir a Jesús, y el seguimiento es sin reservas asumiendo las rupturas
necesarias que se tengan que hacer.
Seguir a Jesús no ayuda ganar
dinero o adquirir poder, es “vivir de camino” con la FIRME DETERMINACIÓN” de una
vida autentica y real.
El seguimiento de Jesús no
busca promover grupos selectos, por eso seguir a Jesús implica caminar en
contra corriente frente a las costumbres, modas, opiniones y doctrinas que no
son acorde al espíritu del Evangelio. El discípulo cristiano no se deja
domesticar por ninguna sociedad consumista, no apaga el don profético con el
conformismo frente a la pobreza e injusticia.
El seguimiento no se puede
confundir con el ser creyente y pensar que eso es suficiente, se exige estar
dispuestos (as) de asumir una vida crucificada.
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