domingo, 8 de mayo de 2016

ASI ESTABA ESCRITO Lc 24,46-53


El encuentro con Jesús en las apariciones como resucitado, ayudo muchísimo a que los discípulos entendieran mejor las escrituras. Entender las escrituras desde la resurrección  es comprender el proyecto de Dios en su hijo Jesús, proyecto que no pasa por el poder y el triunfo humano. 

En esta última aparición la orden es clara y tajante de no iniciar nada sin antes haber sido revestidos con la fuerza del Espíritu. Solo con el Espíritu Santo serán testigos no de un Mesías muerto y crucificado, sino de un Mesías que es fuerza y sabiduría de Dios (1ª Cor 1,23-24).

La ascensión de Jesús es un misterio de fe, es la confirmación de su vida en la que Dios quiere dar la salvación y una nueva manera de ver a Dios.

Los discípulos tienen que vencer una tentación ultima quedarse mirando al cielo de manera estéril, la misión es clara ser testigos y anunciadores de la necesidad de volverse a Dios. 


En la ascensión se nos invita a creer en el futuro que se inicia en el presente, el cielo comienza en la tierra, por eso nuestra mirada no está solo en el cielo debemos poner todo el empeño cambiar esta tierra. Quien no hace nada por cambiar este mundo no cree en otro mejor. Quien no  hace nada por desterrar la violencia, no cree en una sociedad fraterna. Quien no lucha con la injusticia, no cree en un mundo más justo. Quien no trabaja por liberar al hombre del sufrimiento, no cree en un mundo nuevo y feliz. Quien no hace nada por cambiar esta tierra, no cree en el cielo.








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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra