SEMANA SANTA 2016
1.- «¿A quién buscáis?»
Hoy el hombre busca muchas cosas. Y busca en cualquier parte (santeros,
brujos, astrólogos, etc). Incluso se dedica a buscar desperdicios en los
basureros. ¿A quién buscan? Nos pregunta también hoy
Jesús... ¿Lo buscaremos a El porque lo necesitamos?
2.- «Uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús,
diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?»
Todos tenemos derecho de ser escuchado. Menos Jesús. A Dios le negamos
hasta ese mínimo derecho de responder a todas esas acusaciones de las que
también hoy es víctima. Si hoy alguien da la cara públicamente por Dios y por
la fe, es posible que reciba más de una bofetada. Puede
ser la bofetada de la sonrisa burla maliciosa, puede ser la bofetada del
silencio acusador... 0 puede que sea la bofetada de la frase hiriente.
3.- «Y en seguida cantó un gallo».
Pedro negó a Jesús por primera vez, y su conciencia quedó tranquila. Lo
negó por segunda vez, y Pedro siguió tranquilo. Y volvió a negarlo por tercera
vez. Y la conciencia de Pedro seguía dormida en sus miedos y cobardías. Pero
fue suficiente el canto de un gallo para desgarrar el corazón de Pedro. Bastó
el canto de un gallo para arrancarle las lágrimas que aún le quedaban dentro de
sus ojos. ¿Cuántas veces debe cantar un gallo para que dejemos de tener miedos,
cobardías y conciencias tranquilas sin hacer nada?
4.- «¿Que acusación presentan contra
este hombre?»
Siempre es más fácil acusar que perdonar. Siempre será más fácil cargar de
culpas a los demás. Somos especialistas en acusaciones. Acusa los Medios de
Comunicación Social. Acusan los políticos. Acusan los ricos. Acusan los pobres.
Acusamos a todos. También acusamos a Dios. ¿No acusamos a Dios de que haya
tanta desgracia en la vida? ¿No acusamos a Dios de la miseria que padecen
tantos hombres, mujeres, niños y ancianos? Es mucho más fácil decir «es qué
Dios lo permite,» es una prueba de Dios, que ponernos hacer algo por los demás.
5.- «Y ¿qué es la verdad?
Es más fácil preguntar por la verdad que abrimos a la
verdad. Es más fácil discutir sobre la verdad que estar dispuestos a aceptar la
verdad como corrección fraterna. Es mucho más fácil dudar de la verdad que de
nuestras mentiras. ¿No podíamos en este año de la
misericordia hacernos un poco más sinceros frente a la verdad que
vivir de los rumores y las mentiras?
6.- «¿No sabes que tengo autoridad
para soltarte y autoridad para crucificarte?»
La vida y la suerte de muchos hombres dependen de «la autoridad de la
justicia». Demasiadas vidas de hombres y mujeres que su inocencia y su dignidad
no valen porque dependen de la autoridad que suelta o que crucifica. No olvidemos que la autoridad más grande es la de Dios, y Dios es incapaz de condenar porque su gloria
es que hombre viva y tenga vida en abundancia. Por tanto la justicia un país
debe ayudar a la vida y para que la vida sea abundancia de paz.
7.- «Si sueltas a ése, no eres amigo del César».
Parafraseo «Sí, si sueltas a ése, no
eres amigo del César y tu puesto corre peligro». El poder no es tan fuerte como
aparenta ser. El poder lleva dentro de sí mismo su propia debilidad que es el miedo
a perder votos y seguidores. Jesús fue víctima del miedo de Pilato que no
quería perder el poder. Cuantos
inocentes en la cárcel porque por que no son amigos del cesar, deben recobrar
su libertad. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia porque de
ellos es el Reino de Dios
8.- «No tenemos más rey que al
César»
Nuestra vida como seres humano es misteriosa. Los judíos no podían ver al
César. Hasta lo odiaban. Pero, cuando se trata de buscar los propios intereses,
hasta aquello que lo odiaban lo aceptan
como rey. En el corazón llevamos demasiados reyes. Reyes que nos dominan. Reyes
que nos esclavizan. Cuando se tiene al cesar por rey, las más mínimas normas de
convivencia humana son quebrantadas y la suprema ley de Dios “de amar y no
matar” se olvida
9.- «Entonces se lo entregó para que
fuera crucificado»
Nosotros no podemos matarlo, porque nos lo prohíbe nuestra ley. Este era el
argumento de las autoridades judías y ahora sí ya podían celebrar tranquilos la
Pascua. Este viernes de pasión está bajo una enorme ley de muerte, los países
de Europa viven el terrorismo (llamado técnicamente guerra de 4ª generación)
nosotros vivimos aterrorizados por el robo, escases, la violencia, etc., donde
la vida es entregada a la muerte. Ahí sigue Jesús siendo entregado para ser
crucificado
10.- «El lugar donde habla sido
crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad»
El Gólgota estaba cerca pero a fuera.
Los crucificados ensucian la ciudad, la miseria se ve menos, donde la vida
infrahumana no tiene testigos... Esta era la función y objetivo del sitio de la
calavera donde muere Jesús.
Me permito decir esta suplica: Señor, quiero pedirte por todos esos
hermanos tuyos y nuestros que agonizan en la cruz de la miseria, de la
injusticia y la insensibilidad humana. Que sean ellos, como Tú, los que salven
y rediman los pecados de la ciudad.
11.- «Los soldados, después que
crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos»
Para estar en la cruz y morir en la cruz basta que este Jesús. No interesan
sus vestidos pero preferimos los trapos que cubren su cuerpo. No nos interesa
el cuerpo del crucificado que son ahora el hombre y la mujer de este tiempo. El
salario injusto y mal pagado, o la sentencia injusta, deja desnudos a muchos
hombres y mujeres, Y ELLOS son el propio Jesús.
12.- «Habla allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron en una rama de
hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca».
Para algunos el buen vino. Para otros el vinagre. Para
algunos la buena mesa. Para otros los escases. ‑ Para algunos la comodidad para
otros, la angustia diaria de carecer de todo. Hay demasiado vinagre en las familias: silencios, incomprensiones,
divisiones, abandonos. Hay demasiado vinagre en la sociedad: injusticias, miserias, hambre, violencia. Hay demasiado
vinagre en la vida política. ¿No vemos
cómo nuestros políticos se pasan la vida peleándose entre ellos y poco o nada
ocupándose de la cuestión social? No se ponen de acuerdo en nada. ¿Por qué será?
No tengo respuesta.
13.- «Inclinó la cabeza y entregó su
espíritu»
Esta última reflexión para concluir la dirijo al crucificado:
Señor, mueres con la cabeza no erguida hacia el Padre, sino con tu cabeza
descolgada hacia los hombres. Tu espíritu vuela al Padre, pero tu mirada de
agonía sigue tendida hacia los hombres. Mueres abrazando en un mismo abrazo de crucificado
al Padre y al hombre. Es el abrazo del encuentro. Es la cabeza inclinada hacia
el hombre y es el espíritu erguido en fidelidad hacia el Padre. Los demás,
Señor, morirnos. La vida se nos va, se nos escapa. Tú te haces dueño de tu
propia muerte. Tú no te dejas morir sino que entregas generosamente tu espíritu
al Padre. Hay que saber morir. Hay que aprender a hacer de la muerte un acto de
entrega generosa en manos del Padre. Pero antes hay que sentir el grito de la
vida del que «todo está cumplido». No se pueden dejar las cosas a medías. Sólo
se puede morir de verdad, cuando se ha vivido y cumplido la misión para la que
hemos entrado por los caminos de la vida en esta tierra. AMEN 7 veces para ti
mi Señor Jesús.
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