viernes, 25 de marzo de 2016

UNA PALABRA JUNTO AL QUE NO TIENE PALABRA

 SEMANA SANTA 2016

1.- «¿A quién buscáis?»

Hoy el hombre busca muchas cosas. Y busca en cualquier parte (santeros, brujos, astrólogos, etc). Incluso se dedica a buscar desperdicios en los basureros.   ¿A quién buscan? Nos pregunta también hoy Jesús... ¿Lo buscaremos a El porque lo necesitamos?

2.- «Uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?»

Todos tenemos derecho de ser escuchado. Menos Jesús. A Dios le negamos hasta ese mínimo derecho de responder a todas esas acusaciones de las que también hoy es víctima. Si hoy alguien da la cara públicamente por Dios y por la fe, es posible que reciba más de una bofetada.   Puede ser la bofetada de la sonrisa burla maliciosa, puede ser la bofetada del silencio acusador... 0 puede que sea la bofetada de la frase hiriente.

3.- «Y en seguida cantó un gallo».

Pedro negó a Jesús por primera vez, y su conciencia quedó tranquila. Lo negó por segunda vez, y Pedro siguió tranquilo. Y volvió a negarlo por tercera vez. Y la conciencia de Pedro seguía dormida en sus miedos y cobardías. Pero fue suficiente el canto de un gallo para desgarrar el corazón de Pedro. Bastó el canto de un gallo para arrancarle las lágrimas que aún le quedaban dentro de sus ojos. ¿Cuántas veces debe cantar un gallo para que dejemos de tener miedos, cobardías y conciencias tranquilas sin hacer nada?

4.- «¿Que acusación presentan contra este hombre?»

Siempre es más fácil acusar que perdonar. Siempre será más fácil cargar de culpas a los demás. Somos especialistas en acusaciones. Acusa los Medios de Comunicación Social. Acusan los políticos. Acusan los ricos. Acusan los pobres. Acusamos a todos. También acusamos a Dios. ¿No acusamos a Dios de que haya tanta desgracia en la vida? ¿No acusamos a Dios de la miseria que padecen tantos hombres, mujeres, niños y ancianos? Es mucho más fácil decir «es qué Dios lo permite,» es una prueba de Dios,  que ponernos hacer algo por los demás.

5.- «Y ¿qué es la verdad?

Es más fácil preguntar por la verdad que abrimos a la verdad. Es más fácil discutir sobre la verdad que estar dispuestos a aceptar la verdad como corrección fraterna. Es mucho más fácil dudar de la verdad que de nuestras mentiras.   ¿No podíamos en este año de la misericordia  hacernos  un poco más sinceros frente a la verdad que vivir de los rumores y las mentiras?

6.- «¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?»

La vida y la suerte de muchos hombres dependen de «la autoridad de la justicia». Demasiadas vidas de hombres y mujeres que su inocencia y su dignidad no valen porque dependen de la autoridad que suelta o que crucifica. No  olvidemos que la autoridad más grande  es la de Dios,  y Dios es incapaz de condenar porque su gloria es que hombre viva y tenga vida en abundancia. Por tanto la justicia un país debe ayudar a la vida y para que la vida sea abundancia de paz.  


7.- «Si sueltas a ése, no eres amigo del César».

Parafraseo  «Sí, si sueltas a ése, no eres amigo del César y tu puesto corre peligro». El poder no es tan fuerte como aparenta ser. El poder lleva dentro de sí mismo su propia debilidad que es el miedo a perder votos y seguidores. Jesús fue víctima del miedo de Pilato que no quería  perder el poder. Cuantos inocentes en la cárcel porque por que no son amigos del cesar, deben recobrar su libertad. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de Dios  


8.- «No tenemos más rey que al César»

Nuestra vida como seres humano es misteriosa. Los judíos no podían ver al César. Hasta lo odiaban. Pero, cuando se trata de buscar los propios intereses, hasta aquello que lo odiaban  lo aceptan como rey. En el corazón llevamos demasiados reyes. Reyes que nos dominan. Reyes que nos esclavizan. Cuando se tiene al cesar por rey, las más mínimas normas de convivencia humana son quebrantadas y la suprema ley de Dios “de amar y no matar” se olvida

9.- «Entonces se lo entregó para que fuera crucificado»

Nosotros no podemos matarlo, porque nos lo prohíbe nuestra ley. Este era el argumento de las autoridades judías y ahora sí ya podían celebrar tranquilos la Pascua. Este viernes de pasión está bajo una enorme ley de muerte, los países de Europa viven el terrorismo (llamado técnicamente guerra de 4ª generación) nosotros vivimos aterrorizados por el robo, escases, la violencia, etc., donde la  vida es entregada a la muerte.  Ahí sigue Jesús siendo entregado para ser crucificado

10.- «El lugar donde habla sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad»

El Gólgota estaba cerca  pero a fuera. Los crucificados ensucian la ciudad, la miseria se ve menos, donde la vida infrahumana no tiene testigos... Esta era la función y objetivo del sitio de la calavera donde muere Jesús.
Me permito decir esta suplica: Señor, quiero pedirte por todos esos hermanos tuyos y nuestros que agonizan en la cruz de la miseria, de la injusticia y la insensibilidad humana. Que sean ellos, como Tú, los que salven y rediman los pecados de la ciudad.

11.- «Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos»

Para estar en la cruz y morir en la cruz basta que este Jesús. No interesan sus vestidos pero preferimos los trapos que cubren su cuerpo. No nos interesa el cuerpo del crucificado que son ahora el hombre y la mujer de este tiempo. El salario injusto y mal pagado, o la sentencia injusta, deja desnudos a muchos hombres y mujeres, Y ELLOS son el propio Jesús.

12.- «Habla allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron en una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca».

Para algunos el buen vino. Para otros el vinagre. Para algunos la buena mesa. Para otros los escases. ‑ Para algunos la comodidad para otros, la angustia diaria de carecer de todo. Hay demasiado vinagre en las familias: silencios, incomprensiones, divisiones, abandonos. Hay demasiado vinagre en la sociedad: injusticias, miserias, hambre, violencia. Hay demasiado vinagre en la vida política. ¿No vemos cómo nuestros políticos se pasan la vida peleándose entre ellos y poco o nada ocupándose de la cuestión social? No se ponen de acuerdo en nada. ¿Por qué será? No tengo respuesta.


13.- «Inclinó la cabeza y entregó su espíritu»

Esta última reflexión para concluir la dirijo al crucificado:

Señor, mueres con la cabeza no erguida hacia el Padre, sino con tu cabeza descolgada hacia los hombres. Tu espíritu vuela al Padre, pero tu mirada de agonía sigue tendida hacia los hombres. Mueres abrazando en un mismo abrazo de crucificado al Padre y al hombre. Es el abrazo del encuentro. Es la cabeza inclinada hacia el hombre y es el espíritu erguido en fidelidad hacia el Padre. Los demás, Señor, morirnos. La vida se nos va, se nos escapa. Tú te haces dueño de tu propia muerte. Tú no te dejas morir sino que entregas generosamente tu espíritu al Padre. Hay que saber morir. Hay que aprender a hacer de la muerte un acto de entrega generosa en manos del Padre. Pero antes hay que sentir el grito de la vida del que «todo está cumplido». No se pueden dejar las cosas a medías. Sólo se puede morir de verdad, cuando se ha vivido y cumplido la misión para la que hemos entrado por los caminos de la vida en esta tierra. AMEN 7 veces para ti mi Señor Jesús.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra