domingo, 7 de febrero de 2016

REMA MAR ADENTRO (Lc 5,1-11)

El impulso misionero de las primeras comunidades cristianas comenzó con las sencillas palabras de un carpintero: rema mar adentro… Estas palabras se contraponen a la experiencia negativa de no haber pescado nada en una larga y pesada noche en el lago, pero la iniciativa surge de Jesús y cambia aquel fracaso por abundancia de bendición en la pesca.

Este momento en el lago de Genesaret, les cambio profundamente la vida de los discípulos, se convirtió en una “luz interior “que ilumina con una claridad ineludible descubriendo así su pobreza que los lleva a exclamar “apartarte de mi Señor que soy un pecador”. Fue tan transparente para los pescadores que les deja temblando sus corazones que el gesto más acorde al momento es “echarse a los pie de Jesús”

Este mismo gesto de pescar y fracasar se volverá a repetir, cuando después que Jesús muere todos regresan a su oficio; y Pedro invitara a pescar y nuevamente otra noche sin lograr nada, será Jesús que desde la orilla los invita a lanzar las redes a la derecha. Toda iniciativa propia que no venga de Jesús estará destinada al fracaso.

Aquella pesca cambiaría la dirección de aquel grupo de pescadores porque serán pescadores de hombres dispuestos a dejarlo todo. 

¿Qué es pescador de hombres? El oficio determina el resultado, es decir si es pescador resultado es peces obtenidos, suena trivial el asunto, pero es importantísimo que lo aclaremos, ningún pescador saca peces muertos; y el cambio del resultado peces por hombres, viene a indicar que aquellos pescadores buscaran a sus semejantes en el mar de la vida para anunciarles la vida que proviene de Dios, pero ciertamente tienen que ser presas vivas no muertas: “dejen a los muertos que entierren a sus muertos” 

El ser pescadores de hombres convierte al discípulos en ocuparse de manera particular de aquellos que en este mar de la vida por razones de pobreza, odio etc… están a punto de perecer el objetivo central del pescador de hombre es el hombre pobre y empobrecido por todas aquellas dimensiones del pecado.

La fe  del pescador de hombre está muy unida a su misión, creer (fe) es sentirse enviado en anunciar una buena noticia haciéndose presente en el mundo.

En síntesis, para conocer a Dios en su Hijo Jesús se requiere obediencia (rema mar adentro), confianza (echa las redes) y vida de comunidad (llamar a los otros para que les echen una mano) y otro lado conocer nuestros límites (no hemos pescado nada), nuestra condición más profunda (soy pecador) y gratitud (asombro por que las redes casi se rompen).

Felices días del Señor para todos y todas.  

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra