sábado, 9 de enero de 2016

ESTA POR LLEGAR EL QUE ES MAS FUERTE QUE YO Lc. 3,15-16.21-22


Juan el bautista inicia su predicación llamando a todos a la conversión para preparar el camino del Señor. Jesús asume el llamado de Juan el Bautista a la conversión en vista al juicio inminente. 
Jesús asume el bautismo por que no está satisfecho como la mayoría del pueblo no vive como pueblo de Dios, no camina humildemente delante de Dios, amando la justicia y practicando la misericordia. Por esta situación Jesús ve muy pertinente como cosa de Dios la conminación del Bautista  a la conversión; a través de la conversión solo se podía salir al encuentro de Dios: “conocerán a Yahveh”
La exigencia de Juan de la conversión incluye una relación absolutamente  personalizada con Dios, no mediada con la ley ni por el templo (Cf. Mt 9,13; 12,7; Os. 6,6). El templo y la ley serán sustituido por la el hijo predilecto y en quien se complace el padre. 
A Juan el bautista el pueblo lo capto como profeta, pero a Jesús como venido de Dios y predilecto del padre no lo vieron a así, con justa razón el evangelista Juan en el capítulo 1 llega a decir “vino a los suyos y no lo recibieron”
La conversión a Dios se expresa en las relaciones humanas fraternas, dejando la insolidaridad expresado en la injusticia, si es así la conversión ¿Por qué acude Jesús a bautizarse? ¿Qué hacía en la cola de los que esperaban su turno de ser bautizados? Desde nuestra perspectiva es desconcertantes lo que hace Jesús, pero está claro que Jesús se mezcla con los pecadores pero NO ES un miembro más del conjunto de los pecadores, hace cuerpo con ellos pero NO ES como ellos, como hijo de un pueblo confiesa los pecado junto a ellos en primera persona del plural (NOSOTROS), como no es pecador puede cargar con los pecadores: “vengan a mí los que están cansados y agobiados y yo los aliviares”. Como no está dominado por ninguna forma de debilidad egoísta puede actuar él con toda su fuerza la misericordia que lo une a los pecadores.
En aquella cola de gente Jesús se encontró -no la escoria de un pueblo-, sino con un pueblo que buscaba ser fiel y aceptaban la propuesta de Dios en labios del bautista, Jesús acudió a la llamada del bautista porque participaba desde el fondo de su corazón de ese pueblo fiel. Jesús acude al bautismo porque sintió el dolor por los pecados más que los pecadores junto de toda la historia. Los siente porque cada hombre y mujer en la tierra es amado y amada por Dios y el hecho del que no quisieran vivir como imágenes de Dios hace que el dolor de los pecadores y el de las víctimas sean también de Jesús. El primer de todos eso dolores es por los más pobres que eran las niñas de los ojos del Padre del cielo, en su condición tan disminuidos y vejados. 
Jesús al bautizarse asume la condición de hermano tanto de los pecadores como de sus víctimas.
El Dios de Jesús, es el Dios de la vida y no quiere la muerte de nadie sino que se convierta y viva. No quiere que nadie quite la vida a otro ni se la niegue, tampoco quiere que, al hacerlo, se deshumanice y mate su humanidad, por eso cuando Jesús sale del agua y se oye la voz del Padre supo que Dios su Padre había aceptado su confesión con un pueblo que en primera persona del plural dice NOSOTROS somos pecadores. Somos llevados en el corazón de Jesús, lo que no tienen vida, viven en él, y los pecadores están perdonados por el Padre.
A los que lo recibieron les dio poder ser Hijos de Dios… han nacido de Dios

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