sábado, 1 de octubre de 2011

UNA VIÑA TENÍA MI AMIGO

TEXTO: Mt 21, 33-43

La parábola esta reflejando la realidad del contexto histórico palestinense, pero a su vez es una constante referencia a la imagen de la viña en el Antiguo Testamento, concretamente Is. 5, 1-7; 27, 1-6, Oseas 10,1-8 en referencia al pueblo de Israel. Pero la referencia al texto mas directo es Is 5, 1-7 es el canto a la Viña del Señor con una clara vinculación a la parábola que Jesús ha proclamado.

También la parábola tiene una profunda alegoría o significados con cada uno de los personajes: el dueño de la viña es Dios, la viña es Israel a la que Dios le ha puesto cariño, amor, mimos, etc., los criados enviados a recoger los frutos son los profetas, los labradores son los religiosos y políticos del pueblo que buscan adueñarse de lo que no es suyo y el Hijo es Jesús.

Cuando se afirma que el dueño se fue al extranjero, no es que Dios se desentendió de la Viña sino que nos da un tiempo para que crezcamos, un tiempo de toma de conciencia, un tiempo de proyectos. Al remarcar la palabra tiempo no es como duración de espacio histórico, sino como gracias y tiempo de Dios (kairos), que es lo que busca resaltar el texto. Por tanto matar al Hijo es rechazar la propuesta del tiempo de gracia de Dios.


Esta parábola de los viñadores asesinos es una clara referencia del conflicto al que había llegado Jesús con los dirigentes del pueblo. Ya que estos habían comenzado como servidores honesto de Dios y terminaron siendo asesinos de la verdad que venia de parte de Dios simbolizada en el hijo heredero. Agotados todos los recursos con el Hijo heredero se juega la ultima oportunidad y así busca que reaccionen de manera positiva. Podemos elegir entre dos direcciones en el compromiso: ser dirigentes para transmitir la vida al pueblo,y defenderlo, o convertirnos en dirigentes asesinos de la vida por intereses.

Esta parábola es reflejo de muchas realidades de la historia de la humanidad, de la Iglesia, de las comunidades cristianas. Cabe hacernos unas preguntas: ¿como nos sentimos responsables de la vida de los demás? ¿qué le exige esta parábola a nuestra Iglesia? No olvidemos que el cuidado de la viña es problema de todos, pero no somos los dueños de la misma.

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EL RUIDO DE LA PALABRA

Toda reflexión es producto de la sonoridad de la palabra