viernes, 6 de noviembre de 2009

ELLA HA ECHADO… TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR


Mc 12, 38-44
38 Decía también en su instrucción: "Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; 40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.

41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. 42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. 43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: "Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. 44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.


REFLEXION

38 Decía también en su instrucción: "Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; 40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.

Estimado lector estos tres versículos, te invito a leerlos después que leas y medites los versículos 41 al 44

41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. 42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. 43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: "Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. 44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.

Jesús llega a identificarse con la viuda de las dos monedas ¿por qué? Ya en el Antiguo Testamento Dios exhorta a tener compasión de las viudas (Cf. Ex. 22,22; Dt. 14,29; 16,11.14; 24, 17. Is. 1, 17. Jer. 7,6; 2,3). Jesús ataca aquellos que atentan contra los recursos de las viudas (Cf. Mc. 12,40) y las Iglesia primitiva asumirá como servicio (diaconia) a las viudas. La viuda es el nuevo paradigma de la fe encarnada en Jesús hasta sus últimas consecuencias a favor de los más pobre.

El evangelista usa el termino de moneditas dando a conocer el estado pobreza, y “as” así confirma su estado de pobreza. Con el adjetivo viuda pobre reafirma su situación de pobreza, así da ha conocer lo que ella es (pobre) y la condición de su status (viuda), que es la perennidad de su situación, muy distinta a la de las personas con dinero que contrasta a la acción de la viuda. Tengamos muy presente: La sociedad hebrea que era fundamentalmente patriarcal, la ausencia del marido y cabeza de familia constituía un estigma desgraciado para los sobrevivientes (viuda y huérfanos), por ello, como parte débil del pueblo, debían ser protegidos por la Ley con mayor énfasis que el resto de sus componentes (Ex. 22,21).Hasta tal punto era considerada desgraciada la viuda, que vivían en ghetos apartados del resto de los habitantes de las ciudades, y su "desgracia" era mitigada por la obligación legal de su cuñado, en caso de soltería de éste, de tomarla por esposa para eliminar su condición de viudez (Gén 38, 8). El ejemplo puesto por los saduceos a Jesús (Mc.12, 18 y ss.; Mt, 22, 23 y ss .y Lc. 20, 27 y ss) da idea de la importancia asignada por Israel a la protección a las viudas (Lc. 18, 1-8). Viuda, por tanto, también se considera a Jerusalén, cuando ésta fue tomada y arrasada (Lam. 1,1).

Los ricos echaban mucho, la palabra (dora) significa regalos y no ofrenda. Las ofrendas eran debidas a Dios, es un acto de reconocimiento de su autoridad y paternidad hacia el hombre. El donativo en cambio es entrega de un presente no estrictamente debido, o entregar algo a cambio de otros favores: comprar conciencias. Por otra parte en el arca del tesoro, en el concepto hebreo, se realiza el pacto de lo sagrado, simbolizado en el acto de colocarse dentro del arca, darse a sí mismo para transformarse en tesoro.

Este grupo de ricos que contribuyen con grandes sumas de dinero (echaban en cantidad); su generosidad muestra que aprueban los métodos de la institución injusta y la sostienen con gusto.

Jesús les enseña a interpretar los hechos (Vv 43-44): compara el comportamiento de los ricos y el de la viuda pobre. Su dicho es solemne (Os digo de verdad) y enuncia una paradoja: lo que es menos vale más, lo poco del pobre vale más que lo mucho del rico.

Jesús mide el merito de la ofrenda de la viuda en términos de sacrificio que se supone es la donación de sí misma. A juicio de Jesús la viuda con su escasa ofrenda se contra pone a la de todos los ricos porque estos daban de la abundancia mientras que la viuda daba de la carencia, por eso su ofrenda como entrega es mayor y más auténtica. Jesús da un juicio general: todos han echado de lo que les sobra. Dar de lo superfluo significa no dar lo esencial, que es la persona. No son los ricos de Israel quienes valen a los ojos de Dios, sino los que ponen su confianza en él.

Con su ofrenda, la viuda se da a sí misma; hace de Dios el valor supremo, por encima de su propia persona, y hace depender su vida de él, pues no tiene más medios de subsistencia. La expresión “ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir”, todos sus medios de vida reflejan el mandamiento principal citado dicho por Jesús (12,30: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, etc.»). Este ha de ser el criterio de los discípulos: una entrega parcial, como la de los ricos, aunque muy aparente, tiene menos valor que una entrega total, aunque de apariencia modesta. Lo que vale es la totalidad del don. La viuda es ejemplo de un amor total a Dios, expresado en el total desprendimiento del dinero; es la antítesis de los dirigentes, infieles a Dios por su amor al dinero.

La viuda ha dado de su indigencia, en oposición a los ricos que dan de su poder y de sus privilegios. En este aspecto contradice el proverbio según el cual nadie da lo que no tiene; esta mujer, en cambio, solo posee lo que ha dado.

¿Se puede ver en ella una imagen de Dios? Si Dios nos diera solo de su abundancia, estaría perfectamente representado por los donantes ricos y no por la ofrenda de la viuda; en este caso carecería de sentido la importancia que Jesús atribuye al gesto de la mujer necesitada que ofrece parte de lo que ella necesita.

¿Qué pensaba aquella mujer cuando se dirigía con sus pobres ahorros a hacer una limosna en el Templo de Dios? No lo sabemos. Lo más probable es que recordase lo alabada que es la limosna en la Sagrada Escritura, y al mismo tiempo le viniese a la cabeza que se quedaba sin nada para comer aquel día. Hay cosas que sólo se pueden hacer cuando se tiene fe y ella la tenía en abundancia. Su limosna era oración con fe, pero oración difícil que se acompaña con el sacrificio y contiene deseos de purificación ante Dios. La viuda generosa da una lección callada de actuar de cara a Dios.

Es un hecho que los pobres suelen dar limosna con gran prontitud, esta es una lección que a lo largo del tiempo me han enseñado en la comunidad de San Agustín. Es lógico que sea así, ya que conocen lo duro que es la carencia de algo necesario; si se dan cuenta de que otro está peor que ellos lo ayudan. Muchos, a pesar que tienen de sobras, ni siquiera se dan cuenta de los dolores del pobre.

La viuda pobre acudió al Templo ocultando lo poco que estaba dando, como si le pareciese una miseria comparado con lo mucho que daban otros; ellos echaron mucho de lo mucho que tenían; ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en el corazón. Es más poseer a Dios en el corazón que echar oro en el arca.

Finalmente pienso que la viuda del templo sabía que su limosna no solucionaba nada, su ofrenda era un acto, por así decirlo inútil, pero al renunciar a unas moneditas, renuncia aun un modesto plato de comida, se deja caer, cerrando los ojos y con las manos vacías, en brazos de Dios. Da a Dios todo lo que tiene, lo que ella necesita para vivir, afirmando con esto que Dios es el valor supremo y que su vida no depende del dinero, sino de ese Dios que da la vida a quien se entrega a él por amor. Esta viuda sabe que el primer mandamiento es amar al Señor con todo su corazón y lo pone en práctica dando de lo que le hace falta para vivir y confiando en la generosidad de ese Dios que da la vida a todos.

Hasta pronto estimado lector o lectora.

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